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En Potrero de Chañi, a 3800 metros sobre el nivel del mar, donde la Quebrada del Toro pierde los verdes y se vuelve gris y ocre; ahí donde el cielo azul parece al alcance de la mano, a los chicos de la escuela 4.422 ARA General Belgrano, les brotaron "Sonrisas mágicas" con los juegos educativos que realizaron con las becarias de la Fundación Alfarcito, en su reciente visita.
Agustina Córdoba, Romina Guitián, Maribel Mamaní y Magalí Vivas nacieron en Potrero de Chañi y se educaron en esa misma escuela a la que volvieron a entregar su tiempo y el corazón. Gracias a la huella trazada por el inolvidable Padre Chifri, fallecido en 2011, la Fundación Alfarcito que él mismo creó, sostiene aún hoy con donaciones y el apoyo de padrinos, las becas "Padre Chifri" que les permiten a muchos jóvenes de la Quebrada del Toro realizar estudios superiores en la capital salteña. Como parte del ilimitado plan de oportunidades que sembró el sacerdote, el compromiso es siempre volver a la raíz y evitar el desarraigo definitivo.
Es así como se concretó un nuevo proyecto solidario en la escuela 4.422 ARA General Belgrano, respaldada por el majestuoso Nevado de Chañi que se erige a 5.896 metros de altura. "El proyecto de las becarias se llamó "Sonrisas Mágicas"; ellas se propusieron como objetivo que los niños del paraje Potrero de Chañi pudieran disfrutar de un espacio recreativo, lleno de alegría y contención, en el marco del mes del Niño. Tomaron contacto con la directora del establecimiento, Roxana Elizabeth Lara, a quien le propusieron llevar a cabo una jornada especial orientada a fortalecer los vínculos comunitarios, promover el derecho al juego y garantizar un momento alegre y divertido para los más pequeños, en un entorno que muchas veces carece de propuestas recreativas accesibles", explicó Carlos Figueroa, vocero de la Fundación Alfarcito.
La escuela ARA General Belgrano cuenta con un alumnado de 12 niños (6 mujeres y 6 varones), de edades entre los 4 y los 12 años.
El proyecto de las becarias Agustina Córdoba, Romina Guitián, Maribel Mamani y Magali Vivas "se fundamentó en el reconocimiento del juego y la recreación como derechos esenciales de la infancia. Buscaron crear un espacio festivo, educativo y lúdico en este día especial, que genere felicidad y momentos significativos, además de reafirmar valores como la solidaridad, la participación y el sentido de pertenencia a la comunidad", señaló Figueroa.
Agregó: "En contextos rurales como Potrero de Chañi, los niños muchas veces no cuentan con espacios de esparcimiento, juegos ni propuestas culturales accesibles para celebrar el día del niño. Esta carencia afecta el desarrollo integral de la niñez y limita el derecho a la recreación, al juego y a compartir en comunidad. Justamente esta propuesta buscó reducir las desigualdades en el acceso a experiencias culturales y recreativas para niños que viven en zonas como esta".
Sobre la crónica del viaje, contó: "Los alumnos salieron a recibirnos y nos saludaron sorprendidos. La directora Roxana Elizabeth Lara nos convidó un delicioso desayuno y los alumnos nos deleitaron con canciones y coplas que tienen su propio eco y musicalidad en ese paisaje".
Tras la bienvenida a las visitas, que siempre son una fiesta, las becarias tomaron la iniciativa de hacer jugar a los niños con las actividades previstas. Todos almorzaron empanadas y anchi que prepararon las amorosas cocineras de la escuela, Roxana y Valentina.
"Después del almuerzo procedimos a plantar un molle para recordar al Padre Chifri, también le regalamos a la escuela el libro "Los Sueños del Padre Chifri – 25 años de inspiración en Salta", para que les cuenten a los alumnos quien fue el sacerdote y todo lo que hizo por las comunidades de la Quebrada del Toro. Les entregamos regalos a los chicos: mantas, camperas, gorros y bufandas. También recibieron obsequios las maestras y las señoras que cocinan y limpian la escuela", expresó Carlos Figueroa.
La comitiva emprendió el regreso a Salta acompañada por un fuerte viento que cubrió el cielo con una nube de tierra, pero con los corazones desbordantes de nostalgia y felicidad por la hermosa misión cumplida.