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A raíz del reciente fallo internacional que obliga a la Argentina a pagar miles de millones de dólares por la forma en que se estatizó YPF, el senador nacional por Salta, Juan Carlos Romero, recordó su posición durante el debate del año 2012, cuando votó en contra del proyecto impulsado por el kirchnerismo.
“Una vez más, los argentinos debemos pagar por el daño que el kirchnerismo le hizo al país. No me opuse a que el Estado recupere el control energético. Me opuse al mecanismo que se usó: prepotente, improvisado y violatorio del derecho. Se podía lograr el mismo objetivo con respeto institucional y sin comprometer el futuro del país”, expresó Romero.
En esa sesión histórica, Romero fue uno de los tres senadores que votaron en contra de la estatización, y presentó un proyecto alternativo que proponía adquirir las acciones de Repsol por los canales legales y financieros adecuados, mediante oferta pública, respetando el estatuto de YPF y las normativas de la Bolsa de Comercio.
“El tiempo me dio la razón. Advertí que actuar como ocupas, negando derechos y despreciando las instituciones, nos iba a poner en la misma liga de los regímenes autoritarios. Lamentablemente no me equivoqué”, señaló el senador salteño.
Romero también apuntó directamente a los responsables políticos de aquella operación. “Los dirigentes de La Cámpora, encabezados por Axel Kicillof, creyeron que podían estatizar una empresa como quien toma una oficina por la fuerza. Kicillof, en su rol como principal negociador, optó por la soberbia en lugar del derecho. Hoy, la negligencia y el amateurismo de ese grupo de funcionarios la pagamos entre todos con un fallo internacional que compromete nuestras reservas y nuestra credibilidad como país”.
En su discurso de 2012, Romero ya advertía que la falta de profesionalismo y el desprecio por la legalidad internacional traerían consecuencias judiciales graves. También alertaba sobre el debilitamiento del federalismo, al despojar a las provincias del control efectivo de sus recursos. “No hay garantías de resultados si el método elegido es el atropello. Lo dije entonces y lo reitero hoy: la Argentina necesita reglas claras, respeto institucional y gestión profesional si quiere atraer inversiones y garantizar soberanía energética”, concluyó.
Hoy, más de una década después, los argentinos enfrentamos las consecuencias de una decisión irresponsable tomada por quienes antepusieron la épica militante a la realidad jurídica y económica. La advertencia de Romero cobra nueva relevancia ante un país que necesita memoria, responsabilidad y verdad para no repetir los mismos errores.