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El matrimonio Balet-Cano realizó uno de sus rutinarios viajes a Biarritz los días 7 y 8 de abril de 1973.
Pero esta vez no fueron solos como de costumbre, sino que los siguieron los alemanes que había contratado el encargado de la logística del crimen, Juan Midon junto a este último. El objetivo del viaje era observar por enésima vez los comportamientos de Pilar Cano e identificar los movimientos de la pareja.
El fin de semana siguiente repitieron el viaje, nuevamente todos: el matrimonio y sus matadores.
Es en esa oportunidad que uno de los alemanes, de apellido Bacht se arrepiente y decide no participar de los hechos, tras lo cual tomó sus petates y regresó a Madrid, lo que enfureció al marido ansioso por desprenderse de su mujer y a Midon, ansioso por cobrar el resto del botín. Finalmente Midón se dio cuenta que estaba pasando demasiado tiempo y el trabajo ya no era rentable, razón por la cual decidió junto al alemán Simeth fijar la fecha del asesinato: 29 de abril, domingo. El ataque debía ser cuando el matrimonio estuviera regresando de la ciudad francesa.