Cansados de la clase política de su país, un grupo de jóvenes indignados ecuatorianos intentaron inscribir a un burro como próximo candidato legislativo. El burro fue preparado, con corbata y hasta “documentos”. Los impulsores de la iniciativa llevaron al animal a las oficinas del Consejo Nacional Electoral, pero no pudieron entrar.
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Cansados de la clase política de su país, un grupo de jóvenes indignados ecuatorianos intentaron inscribir a un burro como próximo candidato legislativo. El burro fue preparado, con corbata y hasta “documentos”. Los impulsores de la iniciativa llevaron al animal a las oficinas del Consejo Nacional Electoral, pero no pudieron entrar.
En la puerta presentaron al burro candidato, tiraron papel picado y usaron remeras con la leyenda: “Don burro asambleísta”.Luego, el “candidato” como todo buen político, dio un paseo por las calles de Guayaquil y caminó junto con la gente. “No queremos referirnos a ningún candidato en particular; lo que queremos es el voto responsable por personas que lleven propuestas concretas para el desarrollo del país”, dijo Daniel, uno do los jóvenes que “impulsó la candidatura”. Un candidato particular si los hay, aunque de seguro, más de uno lo votaría.