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“Si no vivimos nuestro ser sacerdotal desde la vocación nos sometemos al riesgo de reducir el ministerio a un cumplimiento vacío. Solo un sacerdocio vivido en la fe nos hace creíbles”, manifestó anoche el arzobispo de Salta, Mario Antonio Cargnello, en la homilía de la misa crismal.
Ante unos 80 sacerdotes de capital y el interior provincial y la Catedral colmada de fieles, monseñor Cargnello insistió: “En la fuente profunda de nuestro ser está el caminar raudos hacia el encuentro con Jesús, venciendo cualquier tentación de mediocridad, de aburguesamiento, de instalarnos en la comodidad”.
En otra parte del sermón les dijo a los presbíteros que minutos después renovaron sus promesas sacerdotales: “En nuestro ser hay una exigencia de perfección. Pablo IV decía para el sacerdocio: tercio non dato. O eres cura o eres un fracasado. No hay término medio”, sentenció.
La cabeza de la Iglesia de Salta agregó que “nos necesitamos mutuamente: los sacerdotes a los laicos y los laicos a los sacerdotes. Somos un solo pueblo”. Y exhortó a la comunidad: “Recen por nuestros sacerdotes y por mí, para que seamos ministros fieles”.
También pidió oraciones por los seminaristas y a aquellos que sienten el llamado de Jesús les dijo: si escuchan la voz del señor no la silencien, abran el oído y el corazón”. La celebración de ayer fue especial porque, además, se consagró el santo crisma y se bendijeron los óleos.