Los productores cañeros y citrícolas de esa región de la provincia se sienten desprotegidos y condicionados. No pueden desarrollar su actividad con normalidad porque para llegar a sus tierras deben, necesariamente, cruzar por territorio boliviano debido a que por la Argentina no hay caminos.
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Los productores cañeros y citrícolas de esa región de la provincia se sienten desprotegidos y condicionados. No pueden desarrollar su actividad con normalidad porque para llegar a sus tierras deben, necesariamente, cruzar por territorio boliviano debido a que por la Argentina no hay caminos.
Hasta las fuerzas de seguridad están limitadas en sus funciones, ya que cuando hay alguna denuncia en esos lugares no pueden ingresar con armas. Frente a lo expuesto, los vecinos pidieron con urgencia la construcción de caminos de acceso directo a esas zonas para evitar que los productores sigan sufriendo los atropello que denuncian. Y la situación se agrava porque desde el punto de la seguridad están totalmente desprotegidos.
Los testimonios de los productores citrícolas son más que elocuentes, ya que sienten que no pueden vivir como cualquier ciudadano argentino por las restricciones que les imponen desde el vecino país para vender sus productos y, en algunos casos, hasta para circular. “Aquí vivimos encarcelados”, graficaron ante la consulta que les hizo El Tribuno sobre las limitaciones que diariamente sufren y que denuncian desde hace varios años.