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El mago de la estafa: Embaucó a políticos, vecinos y hasta los propios compañeros de prisión, en dos cárceles

Martes, 22 de enero de 2013 12:09
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El nombre real de “el Mago Méndez” es Luciano Oscar Méndez. El hombre, de 52 años, es oriundo de Misiones.

La Fiscalía del Tribunal Penal de Oberá, Misiones, encontró a Méndez culpable de 16 hechos de estafa.

Una larga e increíble historia de engaños, ilusiones y estafas. El nombre real de “el Mago Méndez”, el protagonista de la misma, es Luciano Oscar Méndez. El hombre, de 52 años, es oriundo de Villa Svea, en Oberá, Misiones, y acaba de recibir su cuarta condena, desde los años 90, tras realizar una serie de estafas.

En esta ocasión -ya fue condenado otras tres veces entre 2001 y 2006- acordó una pena de seis años de prisión con la Fiscalía del Tribunal Penal de Oberá, tras ser encontrado culpable de 16 hechos de estafa.

Sin embargo, estará siete años en la cárcel debido a que le unificaron las penas tras calificarlo como reincidente por tercera vez.

Una de las primeras víctimas de los artilugios del Mago fue una política misionera que buscaba hacerse con la intendencia de General Alvear, un poblado en la zona central de Misiones.

Méndez le aseguró a la mujer que tenía aceitados contactos políticos y que podría conseguirle la candidatura a cambio de una cantidad de dinero.

Méndez inclusive viajó con la mujer a Posadas para llevarla por distintos organismos y encontrarse con un cómplice, el cual se hizo pasar por su “asesor”. Además, le solicitó dinero a la política para hacer carteles y pasacalles para la campaña; una vez obtenido el monto, desapareció.

Los engaños del Mago no terminaron ahí. En Oberá, se hizo pasar por especialista en salud y convenció a varios médicos de instalar una clínica moderna de la cual serían socios. Varios le entregaron su dinero para el proyecto, que nunca se concretó

En Posadas, Méndez ofreció a algunos inquilinos la posibilidad de acceder a viviendas sociales del Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha); inclusive, a aquellos que no estaban muy convencidos, los llevaba a ver la casa que se les entregaría.

Para conseguir la nueva vivienda, les solicitaba a los interesados una copia del DNI de los integrantes de la familia y dinero para mover a sus contactos en la entidad.

En 2001 llegó su primera condena, de ejecución condicional. Una vez cumplida, Méndez volvió a las andanzas. Las nuevas estafas cometidas le ganaron dos nuevas condenas: una en 2005 y otra en 2006.

Estafas hasta en la cárcel

Su estadía en la cárcel no detuvo su carrera, sino que hizo que cambiaran sus víctimas, que ahora eran los presos. Mientras estuvo en el penal de Loreto, prometió a sus compañeros conseguirles computadoras para ellos y su familia a cambio de una suma de dinero. Los guardias los salvaron de ser linchado cuando los equipos no aparecieron.

Luego fue trasladado al penal de Oberá, donde convenció a los presos de que sus contactos podrían agilizar el trámite de los expedientes si le pagaban la cifra correspondiente.

Varios confiaron en Méndez, pero luego se hizo evidente que no poseía ninguna de las relaciones que decía tener y debió ser trasladado nuevamente a otro penal.

En 2010, ya fuera de prisión, se hizo pasar por funcionario de la AFIP para ofrecerles vehículos secuestrados por la entidad a los vecinos de Aristóbulo del Valle y Colonia Alberdi.

Méndez aseguró a sus víctimas, mostrándoles una falsa credencial de martillero, que podía hacer los trámites correspondientes para que los automóviles fueran entregados en depósito judicial.

De esta manera logró alzarse con un total de 75.000 pesos.

Estos últimos “trucos” fueron los que figuran en su última causa, que le valió la condena de seis años de cárcel, que se transformaron en siete, por la sumatoria de condenas, tras declararse culpable de 16 estafas. Méndez, hoy preso, espera que el Tribunal Penal de Oberá ratifique el acuerdo de juicio abreviado al que llegó por estos casos

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