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Al menos dos personas murieron hoy como consecuencia de los desmanes y saqueos a comercios en Tucumán, en medio de una jornada de huelga policial que mantuvo a la sociedad en vilo, con negocios y bancos cerrados, y que culminó con violentos incidentes con caceroleros en las puertas de la Casa de Gobierno.
Los choques se produjeron pasadas las 21:00 cuando una columna de manifestantes, entre ellos comerciantes y vecinos, llegó con
sus cacerolas muy cerca de uno de los ingresos de la sede gubernamental y fueron dispersados por efectivos de la Guardia de Infantería con gases lacrimógenos y balas de goma.
Poco antes, los efectivos policiales de paro habían aceptado una propuesta de aumento salarial de un 35 por ciento, que lleva a
8.500 pesos el salario del bolsillo de un agente recién ingresado, la que el gobernador José Alperovich dispuso mediante un decreto de necesidad y urgencia (DNU).
"Levantamos el paro y de inmediato vamos a salir a las calles a cumplir con nuestro trabajo", señaló ya entrada la noche el vocero de los policías de paro, Diego Herrera, y agregó: "No nos vamos a lavar las manos porque sabemos que somos en parte responsables de lo que sucedió en las últimas horas".
El acuerdo, según informó la web del diario La Gaceta, se logró luego de largas e intensas reuniones entre los representantes de los policías que estaban autoacuertalados en la subjefatura de Policía y los ministros Edmundo Jiménez (de Gobierno y Justicia) y Jorge Gassenbauer (de Seguridad Ciudadanía).
Junto con la firma del DNU, Alperovich también instruyó a su fiscal de Estado, Jorge Posse Ponessa, a realizar una presentación en la Justicia por "sedición" contra los policías que estaban en huelga.
En las calles tucumanas reinó el temor, con enfrentamientos entre empleados de comercios, con palos y armas de fuego, y saqueadores, mientras vecinos que montaban barricadas en las esquinas para impedirles el acceso de los delincuentes.
Por la tarde, en distintos barrios comenzaron a sonar cacerolas en repudio a la falta de seguridad y luego centenares de vecinos
se concentraron en la plaza Independencia, frente a la Casa de Gobierno, donde no faltaron pedidos de "renuncia" para el gobernador.
En horas de la noche, cuando los manifestantes se acercaron hasta las puertas de la sede gubernamental, fueron reprimidos por policías con balas de gomas y gases lacrimógemos y al menos uno de los vecinos resultó herido en la cabeza.
Una repentina intervención de efectivos de Gendarmería nacional en medio de la refriega generó que los policías se replegaran y se
calmaran los ánimos en la plaza, aunque los manifestantes continuaron con su protesta.