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Una buena cabeza y un buen corazón son una combinación formidable. (Nelson Mandela)
Cada 18 de julio, el día de su cumpleaños, a Mandela lo agasajaban de mil maneras. Pero años atrás, el esquema se rompió por completo cuando doce millones de niños de toda Sudáfrica, le cantaron el cumpleaños feliz. Fue en el 2008.
Es que desde hace décadas fue considerado, con toda justicia, como el hombre vivo de mayor valor espiritual del planeta- Nelson Mandela, cuyo apodo fue el Tata, tuvo una trayectoria muy difícil de igualar. Nació en el Transkei, hoy una región asociada a la república de Sudáfrica, concretamente en la provincia del Cabo. Su pueblo natal se llama Mvezo, un lugar inhóspito y alejado de las grandes ciudades. Su capacidad quedó demostrada rápidamente cuando a los 23 años se recibió de abogado. Fundó el primer estudio de letrados negros del país y rápidamente se integró al Colegio Nacional Africano.
Cuando en 1948 llegó al poder el Partido de los Blancos que instauró el apartheid, Mandela comenzó a militar en un movimiento que luchó desesperadamente contra la discriminación. Bajo la influencia de Mahatma Gandhi, él y un grupo de amigos comenzaron a actuar con los métodos no violentos que propugnó siempre el líder indio, básicamente la desobediencia civil y las manifestaciones callejeras, pero a los pocos años la represión sin límites del gobierno hacia los negros les hizo entender que ese método no era eficaz para el país. Tal es así que una represión policial, contra los disconformes por la discriminación, produjo ocho mil detenciones.
Es que la policía atacó a manifestantes que rechazaban la idea del gobierno de crear siete reservas en toda la nación para confinar a los negros.
Años después murieron 69 activistas y el Ejecutivo decretó el estado de emergencia y detuvo a los principales dirigentes de la resistencia. Ante ello, los contestatarios decidieron atacar instalaciones de importancia económica, pero jamás a las personas.
Discriminación sin igual
Era tal la discriminación dentro del país que solo los blancos podían ir sentados en un ómnibus; si un negro estaba en un banco de una plaza, debía levantarse para que lo ocupara uno de "la raza superior". Las escuelas eran el summum de la discriminación: las había para negros y para blancos. Para los marginados no había ningún tipo de ayuda para que tuvieran una casa, de ahí el por qué se formaran tantas villas miseria, único lugar de contención de los pobres.
Cuando visité el Museo de la Discriminación, en el Soweto, llamado Héctor Peterson, por quien fuera la mano derecha de Mandela, quedé asombrado por todas las muestras de horror que debieron sufrir los desdichados. Centenares de fotografías, videos y películas en blanco y negro muestran la impiedad con que fueron tratados. Es una de las visitas obligadas dentro de Soweto, situada a 24 kilómetros del centro de Johannesburgo.
Soweto es la mayor villa miseria del mundo con una población que el Estado dice es de un millón de personas, pero que los entendidos calculan que llega a tres millones.
Además, como si todo lo anterior no fuera suficiente, los negros tampoco podían casarse con personas de otro color. Ni hablar de viajes al exterior o de un mínimo derecho laboral. No había salario mínimo, ni horarios límite. El gobierno también había impuesto una Ley de Áreas, que los forzaba a vivir en zonas determinadas de todo el país.
En su celda
Cuando visité Sudáfrica, con motivo del Congreso Mundial de Periodismo realizado en la hermosísima
Ciudad del Cabo, también visité la cárcel de Robben Island. Partí desde el Waterfront un barrio de características similares a Puerto Madero, de Buenos Aires-, pleno de restaurantes, confiterías, salas de baile, luces por doquier y buena comida.
Tomé la lancha que en 40 minutos me llevó hasta donde fue la cárcel en que más tiempo estuvo Mandela. De más está decir que hoy es una atracción turística, pero en el momento en que el líder sudafricano fue encarcelado tenía fama de ser la única cárcel del mundo donde nadie se podía fugar, superando a la mítica Alcatraz, de San Francisco.
Sin que lo dejaran ver el sol, en una diminuta celda, Mandela estuvo 15 años de los 27 que pasó entre rejas.
En su celda pude leer un resumen del dolor: "En prisión uno está frente a frente con el paso del tiempo. No hay nada comparable, es lo más aterrador que puede sufrir un hombre".
Cuando salió de ese terror, los periodistas lo esperaban. Fue el 2 de febrero de 1990 y a los pocos pasos le preguntaron qué podía contar del tormento sufrido durante tanto tiempo.
Mandela, dando muestras de su grandeza, simplemente dijo: "Dejemos el pasado, no tengo odios, ni resentimientos, lo que importa ahora es conquistar a través de los votos el poder en Sudáfrica. En ello pondré todo mi entusiasmo". Lejos de tomarse revancha, incluso llamó a viejos enemigos para formar un gobierno de transición
En su casa
Recorrer la casa donde vivió durante más de diez años, en la miseria de Soweto, es repasar no sólo su historia personal, sino la de todo el país. Ahora es museo y se la puede visitar libremente, ver sus fotografías y todos los muebles que utilizó, además de su valiosa biblioteca. Es una visita imprescindible para quienes visitan Sudáfrica, ya que muchos solo se interesan por la casa en el Parque Krueger o por los casinos de Sun City y no llegan a Soweto porque tiene temor.
Este periodista recorrió ese asentamiento único acompañado por un guía negro, que me indicaba, imperativamente, dónde podía bajar o no.
No advertí violencia, pero sí inmensas diferencias económicas, ya que la parte más acomodada tiene casas de material dignas. También, aunque parezca mentira, universidad, estaciones de televisión, radios y hasta un country. Por eso, toda la vida de Mandela fue un ejemplo de generosidad, sintetizada en el siguiente pensamiento: “El perdón libera el alma, elimina el miedo. Por eso es una herramienta tan poderosa”.
Esta nota, ya fue publicada en El Tribuno, pero ahora se reproduce parcialmente, dada la importancia inigualable de Mandela. Su versión íntegra se podrá leer en el libro “La Vida es un Viaje”, que pertenece a este periodista y que será presentado a mediados de marzo próximo.
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