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La historia de amor de Máxima Zorreguieta y el príncipe Guillermo se inició en 1999, con una amiga en común como “Celestina”: el personaje popular que se dedica a unir parejas. En esta ocasión “Celestina” no se equivocó.
Cuatro años más tarde, la pareja dio el sí con una ceremonia inolvidable. “Adiós Nonino”, de Astor Piazzolla, fue el tema elegido por Máxima para escuchar durante la ceremonia religiosa que fue transmitida a todo el mundo.
Hoy, a poco más de una década de aquel enlace, y con tres hijas como fruto de un amor que parece indestructible, Máxima será la primera argentina en obtener el título de reina. Ella afirma que es un honor suceder a su suegra, la reina Beatriz, quien abdicó al trono esta semana tras cumplir 75 años. La ceremonia será el 30 de abril, “el día de la reina” en Holanda, y se perfila como uno de los eventos del año. Pero Máxima no es solo aquella mujer que combina sencillez con glamour y que aparece en las revistas de moda.
Soledad Ferrari y Gonzalo Alvarez Guerrero escribieron la biografía no autorizada de la próxima reina de Holanda. Ferrari, quien también investigó sobre la vida de las Blaquier, habló en exclusiva con El Tribuno y reveló algunos de los secretos más desconocidos de la argentina que enamoró a los holandeses.
¿Cómo ve este paso de princesa a reina?
Me parece que era algo esperado y que Máxima seguramente lo va a hacer muy bien. Se preparó mucho para llegar a este momento. Desde que se puso de novia con el príncipe, se mató para convertirse en una holandesa en tiempo récord. Es muy inteligente y carismática, incluso en algún punto ha enderezado al príncipe, así que creo que lo va a hacer muy bien.
¿Cuáles son los atributos de Máxima que conquistaron a los holandeses?
Cuando Máxima se hizo famosa, ya vivía afuera. El pueblo argentino tiene otra relación con su figura. Nos llama la atención porque es una chica argentina, porteña, que conquistó a un príncipe, pero creo que obviamente Máxima es mucho más fuerte en Holanda. Los conquistó por su simpatía, por esa cosa latina de calidez y frescura que los holandeses no tienen. Creo que eso fue lo que los cautivó.
¿Qué aspectos le sorprendieron durante la investigación biográfica?
Era mucho más interesante que la princesita divina, rubia y feliz que aparece en las revistas, que fue una chica de clase media alta que tenía sus aspectos que le costaban: la lucha contra la balanza, la relación difícil con su madre, que no era ni la más linda ni la más estudiosa. Tenía sus imperfecciones como cualquier persona. Eso me parecía mucho más rico para una persona, un personaje, una obra literaria. Que una mujer así haya llegado a convertirse en reina es mucho más interesante que una princesa que ya nació princesa.
Máxima logra coordinar sus fundaciones con la maternidad y la vida real...
Sí. Obviamente tiene mucha ayuda. Sé que es la que le pone los límites a las hijas, que el príncipe es más laxo. También que sufre los viajes y dejar a sus hijas solas, que cuenta mucho con su mamá cada vez que tiene que hacer un viaje largo, su mamá va a Holanda. También parece que la reina está bastante pendiente de las nietas y supongo que ahora lo va a estar más. Es más, está muy pendiente de que las nenas se críen, dentro de lo posible, como chicas normales. Me acuerdo que, cuando Máxima quedó embarazada de Catalina Amalia, la primera hija, hubo un mail que se filtró y se publicó en varios medios y que nosotros publicamos en el libro que decía que estaba embarazada, que siempre iba a ser sapo de otro pozo y que no tuviera aires de princesita. Eso describe cómo es Máxima, que intenta que las chicas no se crean que son las diosas de nadie.
¿Cómo es el vínculo de Máxima con su madre?
Tenían la relación típica con la madre en la adolescencia, cuando uno necesita diferenciarse. La madre siempre estuvo muy obsesionada con el tema del peso, por eso Máxima tiene una hermana que tiene problemas de este tipo. Máxima comía, era gordita, era bastante rea y no le importaba demasiado el tema del peso. La madre se angustiaba porque tenía miedo de que su hija fuera gorda. Tenían muchos problemas en ese sentido. También Máxima era muy desordenada, perdía todo lo del colegio. Tenían las típicas discusiones entre madre e hija, con un padre que siempre fallaba a favor de la hija y con el que tenía una muy buena relación.
¿Cómo tomó la ausencia de su padre en la boda?
Supuestamente, la madre podía asistir. Cuando fue la boda no asistió para acompañar a su marido. Obviamente que eso afecta a Máxima, no es cualquier cosa. Es uno de los momentos más importantes de su vida. Máxima es muy familiera y que no estuvieran sus padres debió ser muy duro.