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A pocos días del referéndum que se llevará a cabo en las islas Malvinas para determinar bajo qué gobierno quieren estar los isleños, una nueva polémica se abrió con una frase del primer ministro británico David Cameron, quien ayer apuntó contra un opositor en el Parlamento, John O'Farrell, y lo acusó de antipatriota; argumentó que O'Farrell había deseado que Gran Bretaña perdiera la guerra por las islas en 1982.
En una de sus habituales visitas al Parlamento, el primer ministro británico apuntó contra un candidato laborista en Eastleigh, a quien acusó de antipatriota y de inspirar horror, y defendió la guerra de Malvinas.
Cameron fue a la Cámara de los Comunes y participó de las “preguntas al primer ministro” (PMQ), una sesión de preguntas de los parlamentarios al funcionario que se lleva a cabo todos los miércoles.
En un momento, Cameron apuntó contra el Partido Laborista porque su candidato en Eastleigh, John O'Farrell, había dicho que se había sentido decepcionado cuando, en octubre de 1984, una bomba pasó cerca de “ella”, en referencia a Margaret Thatcher, y no había muerto.
“Esas son las palabras. Son una desgracia y espero que el jefe del Partido Laborista se levante y las condene aquí y ahora”, lanzó Cameron, en referencia a Ed Miliband.
“No es increíble que el líder de la oposición no condene a alguien que aparentemente habla libremente de terroristas?”, deslizó el primer ministro poco después.
Enseguida habló de Malvinas. Dijo que O'Farrell había deseado que Gran Bretaña perdiera la guerra de 1982, “uno de los momentos de más orgullo de la historia reciente”, según lo definió Cameron.
“Este candidato, apoyado por el líder del Partido Laborista, tiene una escalofriante carencia de patriotismo”, concluyó.
Cabe destacar que el hecho se suma al nerviosismo de Cameron por la constante pérdida mundial de respaldo a “su colonialismo”, y recordar que a mediados del años pasado Cameron y Cristina de Kirchner tuvieron un choque, imprevisto y sorpresivo, durante la cumbre del G-20, en Los Cabos, en México.
En esa oportunidad, el premier británico le pidió que respete el referéndum que harán los isleños en marzo próximo. La Presidenta, en respuesta, le quiso dar un sobre con las resoluciones de la ONU que instan al diálogo al británico, lo que causó no solo el rechazo de Cameron sino además su enojo.