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20 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Presentaron un libro en el Ragone, una tarde de poetas y de locos

Sabado, 09 de marzo de 2013 21:43
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La poesía desborda todo margen preestablecido. Nadie puede predecir adónde se amasará un poema, adónde verá la luz, tibio o descarnado. Así por ejemplo, “no hay estructuras mentales en Salta capaces de soportar la idea de que la belleza pueda proceder de un hueco como el hospital psiquiátrico. Esto causa una especie de estupor. Es un contrasentido que un tipo enfermo, que apenas balbucea. escriba buenos poemas”. La afirmación es de Cristian Adet, psicólogo del Hospital de Salud Mental Dr. Miguel Ragone y fundador de un taller literario que funcionó en esa institución a lo largo de diez años. Decenas de pacientes pasaron durante ese lapso por una mesa redonda para tratar de exorcizarse tejiendo poemas. El corolario es un libro que fue presentado la tarde del miércoles pasado, en el Museo de la Ciudad Casa de Hernández. “Poemas intensivos” es una breve selección de obras. Un libro ofrendado. “Porque para eso escribimos y publicamos libros. Para dejar un testimonio de nuestro tránsito por el mundo, para rescatar la vida que se deshace del olvido”, señaló Adet.

En la presentación, utilizó de entrada la primera persona del plural, haciendo trizas cualquier pose mesiánica: “Este rejunte de personas, de locos, que somos, encontró en la lectura y en la escritura de poemas, durante más de diez años, la mejor versión de nosotros mismos. Ellos escribiendo tiernos y rabiosos poemas, y yo torturándolos para que los escriban”.

Luego siguieron las lecturas. Lionel Zapatero acusó: “Dios está ocupado en su santa guerra, mientras tanto yo sigo siendo conmigo”. Marta López se acordó de un viaje en tren durante su infancia, en el Ramal C14, en medio de una “tormenta sostenida por mariposas blancas”. Jorge López describió con tono pausado y firme: “De la tenue luz del árbol pende lo más oscuro. Ahí no se conocen las horas. Los vientos soplan más allá de la hoguera”. Mabel le prestó la voz a un poema de Daniel Esper, “un expaciente que afortunadamente no ha vuelto al hospital”, aclaró Adet. Ella leyó: “Origen del aire, aquí me quedo. Aire, aire, ¿adónde te encuentro? Me quedo, aire, contigo aquí, en mi cuerpo laxo me quedo, aire, contigo. ¿Quién puede decirte no? ­Inspírame para un mundo mejor!”.

Adet cerró con dos poemas, “Acero y oro” y “El callejón del diablo”. En el primero, Javier Brito asegura que “hay gente que está hecha desde adentro, creada desde el fondo del alma, de la subida, de la cuesta”. En el segundo, Rubén Darío Perea increpa: “Che, pobre diablo, ya ni subsidio te dieron y la única moneda que vale es tu cara de cobre, chamuscada en el infierno”.

“Resultados positivos”

Cristian Adet inició la experiencia del taller literario en el Hospital Miguel Ragone en 2003. “Frente a la inercia de actividades que veía en sujetos que vivían ahí, se me ocurrió instalar el taller como una modalidad terapéutica”, explicó el psicólogo a El Tribuno.
Si bien el sentido común dicta desde el vamos que abrir espacios de comunicación en un hospital es terapéutico, a Adet le interesó poner en práctica una teoría en especial. “El discurso psicoanalítico dice que la metáfora, como dispositivo del lenguaje, ayuda de alguna forma a paliar o a contener el sufrimiento psíquico en las psicosis. Esto tiene sus riesgos, porque escribir puede tener efectos catastróficos para cualquier sujeto. Llevo diez años en esto y he visto muchos resultados terapéuticos positivos y en muy poca gente, consecuencias negativas. Inclusive, hay personas que después se dedicaron a escribir. Es decir, armaron una identidad como escritores”, agregó. La terapia, no obstante, nunca le soltó la mano a la exigencia literaria. “En el taller experimentamos el rigor en el trabajo sobre la metáfora. Eso te va haciendo oficio”, explicó el hijo del reconocido poeta salteño, Walter Adet. Resultados a la vista.

 

 

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