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Quedan exactamente 365 días para que empiece en Brasil el Mundial 2014 y la Copa Confederaciones que arranca este sábado con el duelo Brasil-Japón será el mejor ensayo para ver cómo está el país de preparado para albergar megaeventos. La cuenta atrás no es sólo metafórica, sino que se puede seguir en un enorme reloj diseñado nada menos que por el fallecido Óscar Niemeyer y ubicado enfrente de la playa de Copacabana.
Allí, mientras a su espalda corrían los segundos y minutos en cuenta atrás, miembros de la FIFA, del gobierno brasileño y Pelé como invitado estrella comentaban las perspectivas del mayor campeonato de selecciones del mundo. El ex jugador brasileño recordó el ’maracanazo’, la derrota de Brasil ante Uruguay (que también juega en esta Confederaciones) en la final del Mundial del 50.
‘No quiero vivir en Brasil, de nuevo, la experiencia que vi tener a mi padre. Me acuerdo de cuando lloró al oír el gol de Uruguay por la radio”. Después de aquel incidente, prometió a su padre que un día él ganaría el Mundial para sanar aquella herida. Y lo hizo.
El ex futbolista aseguró que ‘la selección todavía no está preparada‘ para coronarse en un Mundial. Según él, ‘perdió mucho tiempo con Manu Menezes (ex entrenador‘ y, pese a las mejoras, tiene mucho por mejorar todavía, ‘es muy buena en las individualidades pero no tanto en la colectividad‘.
Por parte de la FIFA, el secretario general Jerome Valcke demostró que están limadas sus asperezas con el país sede, del que hace un año dijo que necesitaba ‘una patada en el culo‘ para llegar a tiempo al evento, lo cual generó una afilada polémica con el gobierno brasileño.
‘Cuando estuve aquí en diciembre, estaba preocupado por lo que faltaba por hacer. Cuando volví hace un mes, me quedé impresionado con los avances. Es increíble lo que la fuerza humana puede hacer. No tengo la menor duda de que todo estará listo antes del año que viene‘, sentenció.