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Agentes de la policía y decenas de manifestantes volvieron a protagonizar ayer violentos enfrentamientos en el centro de Ankara, donde el día había transcurrido en tensa calma por la mañana tras dos jornadas de protestas en toda Turquía.
Como consecuencias de los enfrentamientos de viernes y sábado los activistas denunciaron que hay unos mil heridos.
La policía, que ha desistido de desalojar la céntrica plaza de Kizilay, utilizó granadas de gases lacrimógenos contra grupos de activistas que intentan acercarse al cercano palacio del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdo, informaron desde el lugar de los hechos algunos testigos, quienes aseguraron que hay varios heridos.
No obstante, la represión de las protestas fue menor ayer a la del sábado, cuando unos 30 estudiantes resultaron heridos, algunos de ellos de gravedad, agregaron las fuentes.
Desde el sábado unas 10.000 personas, sobre todo estudiantes, ocupan la plaza Kizilay en la capital turca, en lo que nació como una manifestación de apoyo a las protestas que paralizaron Estambul por la defensa de un parque público amenazado por los planes urbanísticos.
La protesta de Ankara, donde los jóvenes han levantado barricadas, es una más de las muchas que han surgido en decenas de ciudades turcas, como Esmirna, Adana, Antalya o Samsún, en apoyo a Estambul.
Negó ser un dictador
El primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan rechazó ayer las críticas de que es un líder autoritario y calificó a los manifestantes de extremistas, mientras cientos de ellos regresaban a la plaza de la capital que fue escenario del estallido más intenso contra el gobierno en diez años.
Durante los últimos tres días, manifestantes de todo el país han expresado su resentimiento acumulado contra Erdogan, quien después de 10 años en el poder es visto por muchos turcos laicos como una figura que no está dispuesta a negociar y que tiene demasiada influencia en cada parte de la vida del país.
Las protestas en Estambul y otras ciudades turcas disminuyeron ayer por la madrugada luego de días de intensos enfrentamientos tras la represión policial contra una concentración pacífica, pero cientos de personas se dirigieron de nuevo al área el domingo y unas 1.500 personas se concentraron en una plaza de Ankara, la capital.
Muchos de los asistentes ondearon banderas, corearon lemas y pidieron a gritos que Erdogan dimitiese. Algunos manifestantes lo han comparado con un sultán y lo han acusado de dictador.
Retornó la calma
Las violentas protestas se fueron reduciendo paulatinamente ayer, aunque la situación sigue siendo tensa, en particular en Ankara.
Mientras que las fuerzas del orden trataban de impedir la llegada de los manifestantes a la sede de la Jefatura del Gobierno, otras 10.000 personas permanecen de forma pacífica en la céntrica y cercana plaza Kizilay de la capital turca.
Por otra parte, en Estambul la situación parecía más calmada, con miles de activistas reunidos en la céntrica plaza Taksim y el cercano parque Gezi, cuya planeada demolición fue el detonante de esta ola de protestas antigubernamentales.
Las protestas hicieron temer al gobierno turco que la plaza de Estambuel se convierta para Erdogán en una nueva plaza Tahrir, en El Cairo, donde hace dos años se iniciaron las manifestaciones que terminaron con el régimen de Hosni Mubarak.
Como Turquía forma parte de la OTAN, países integrantes de la alianza atlántica hicieron un llamado a la unidad y la paz en esa nación, que oficia de puerta de entrada a Oriente Medio.