inicia sesión o regístrate.
Fernando, el portero suplente del edificio de la calle Ravignani, donde vivía Angeles Rawson, contradijo en su declaración ante la Justicia al portero titular, Jorge Mangeri, acusado e imputado por el crimen de la adolescente, de 16 años.
Mangeri, durante su declaración como testigo antes de quedar detenido, había afirmado que tras pedir licencia el pasado lunes 10, día que desapareció Angeles, el martes, miércoles y jueves siguientes había estado trabajado en una obra en un edificio contiguo.
Por el contrario, Fernando, el portero al que llamaron para reemplazar a Mangeri, aseguró que nunca vio esos días a su compañero por la zona.
Trascendió además que Mangeri contó durante su declaración que estuvo secuestrado y que los atacantes le provocaron heridas, pero evitó dejar asentado ante el juez de Instrucción Roberto Ponce una denuncia por apremios ilegales.
En tanto, finalmente el reconocido abogado Miguel Angel Pierri asumió la defensa del único imputado por el homicidio de Angeles Rawson. En diálogo con C5N, el letrado confirmó la noticia pero evitó pronunciarse sobre el futuro de su cliente.
“Definir un pronóstico sobre ésta o cualquier causa es un acto de irresponsabilidad, yo tengo que ingresar a la causa y después podré opinar”, manifestó y sostuvo que “la causa ahora está a la espera de pericias”.
“Mangeri fue visitado el día domingo por su esposa, su cuñado y una prima. La próxima visita familiar será el sábado”, contó el abogado, quien además informó que su defendido “está asustado y decaído”.
Las pruebas que restan conocerse para despejar incertidumbres además de los estudios de ADN para confirmar si el perfil genético de la piel hallada debajo de las uñas de Angeles corresponde o no a Mangeri, los investigadores esperan para la semana próxima las conclusiones de los médicos que revisaron al portero.
En ese informe, los especialistas deberán explicar si las heridas que presentaba el acusado en el cuerpo habrían sido producidas por Angeles al defenderse o si fueron provocadas por las supuestas torturas que le habrían aplicado los efectivos de la Policía Federal que lo interceptaron en la calle para llevarlo a Tribunales y obligarlo a confesar el crimen, tal como denuncia la familia del portero.