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Francisco siempre es noticia. Es que el Papa recibió ayer al presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, y en su discurso destacó la necesidad de que los gobiernos defiendan la libertad religiosa y que creyentes o no creyentes colaboren para acabar con la crisis.
El Santo Pontífice y Napolitano se reunieron en privado durante una media hora y después dieron sendos discursos, algo inusual en las visitas de los mandatarios de otros países, pero que se hace normalmente en el caso de Italia. “En el mundo de hoy la libertad religiosa se afirma más que se realiza, sufre amenazas de todo tipo y es violada continuamente”, dijo el Papa en la reunión.
Para Francisco “es un deber de todos defender la libertad religiosa y promoverla, pues en la tutela de este bien moral se encuentra una garantía del crecimiento y de desarrollo de toda la comunidad”.
Crisis global y persistente
En su discurso, el también obispo de Roma puso énfasis en la crisis global profunda y persistente que afecta a tantos países y cómo esta acentúa los problemas económicas y sociales, sobretodo afectando a la parte más débil de la sociedad.
“En un momento de crisis como el actual es urgente que pueda crecer, sobre todo entre los jóvenes, una nueva consideración de compromiso político, y que creyentes y no creyentes colaboren en la promoción de una sociedad donde la injusticia pueda superarse y cada persona sea acogida y pueda contribuir al bien común según su propia dignidad y sus capacidades”, agregó.
Respecto a Italia, Francisco pidió esfuerzos para superar “todas las divisiones y crecer en la justicia y en la paz, continuando así desarrollando su papel peculiar en el contexto europeo y en la familia de los pueblos”.
Alabanzas de Napolitano
Napolitano llegó al Vaticano en compañía de su mujer y también acudió la ministra de Exteriores y líder radical, Emma Bonino.
Por su parte, Napolitano destacó cómo en estos primeros días de pontificado del papa Francisco se ha visto su “premura por los que sufren y los marginados y por las personas y las familia víctimas de la avidez y del egoísmo dominantes”.
Cabe recordar que es la segunda vez que el Papa recibe al presidente italiano, ya que apenas elegido lo recibió también en su estudio, previo a la entronización del Pontífice.
En aquella ocasión se trató solo de una visita de cortesía y la de ayer adquirió el carácter de visita de Estado. Por eso, los discursos respectivos estuvieron centrados en los puntos de vista de cada uno sobre la actualidad en Europa y el mundo, donde las crisis económica y alimentaria están haciendo estragos.