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El papa Francisco realizará hoy una visita histórica a la isla italiana de Lampedusa, un viaje con el que quiere mostrar al mundo el drama de la inmigración y rezar por todos aquellos que perdieron la vida en el Mediterráneo en su intento de llegar a Europa.
El Pontífice quedó conmocionado tras la enésima tragedia en el Canal de Sicilia, cuando el pasado junio siete inmigrantes africanos murieron ahogados tras pasar horas agarrados a las nasas para la pesca de atunes donde les habían abandonado.
Francisco ha pretendido un viaje discreto y sin demasiados fastos, ya que es en “penitencia” por las muertes de los inmigrantes, y por ello no habrá saludos, honores ni discursos de las autoridades.
El Papa argentino será recibido por monseñor Francesco Montenegro, arzobispo de Agrigento, y Giuseppina Nicolini, alcaldesa de Lampedusa.
Francisco se desplazará en coche hasta la Cala Pisana, uno de los lugares símbolos del drama de la inmigración, porque allí se encuentra el cementerio de la isla, donde reposan sus habitantes pero también están las tumbas sin nombres de decenas de inmigrantes cuyos cuerpos ha devuelto el mar. Desde allí se dirigirá en un barco hacia el puerto de Lampedusa, escoltado por barcos pesqueros, y en medio del mar arrojará al agua una corona de flores para recordar a todos los que han perdido la vida en su intento de llegar a Europa en busca de una vida mejor.