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Ayer fue una mañana caliente en las oficinas del Instituto Provincial de Vivienda de Salta. Por lo menos unos 150 empleados tomaron las instalaciones y dejaron de atender al público; sólo pasaron los trabajadores de prensa.
La asamblea de trabajadores se congregó en torno del conflicto salarial que ya lleva más de tres meses sin ningún avance. Una errónea liquidación en los haberes de los trabajadores está en el centro de la discusión.
El trabajador y delegado gremial en el IPV, Roque Pinto, dialogó con El Tribuno sobre la problemática.
“Acá no estamos reclamando por un aumento salarial. Lo que estamos pidiendo es que nos paguen lo que corresponde de acuerdo a lo que reglamenta el decreto 1.484”, dijo el referente. A lo que hace alusión el delegado es al decreto que equipara los sueldos del IPV con los demás empleados públicos provinciales y que se incumple.
Para aclarar aun más, el Instituto es un ente autárquico que para el pago de los salarios recibe fondos de Nación a los que suma de su acción propia. Por tal motivo no recibe fondos del gobierno de la Provincia. Sin embargo el IPV le paga de menos a sus empleados porque no existe una equiparación real con los salarios provinciales. Algunos de ellos le mostraron sus recibos de sueldo con un básico de $1.400. “El Gobierno quiere que vamos a las paritarias, pero para que se abra la nueva negociación falta mucho. Necesitamos la plata ya”, concluyó Pinto.
Mientras la asamblea discutía sobre las medidas a tomar en su plan de su lucha los referentes dijeron que la atención al público se suspendía sin fecha de solución.
Presiones y chicanas
Margarita es una trabajadora, no es delegada gremial, no tiene fuero sindical, pero como toda mujer expuso sus ideas con energía ante sus compañeros y los exhortó a perder el miedo.
Contó que la situación llegó hasta este punto por lo bajo de los montos que cobran y por las enormes injusticias que hay entre los sueldos jerárquicos y los más bajos. ?Acá alguien se está quedando con nuestro dinero?, le dijo a El Tribuno. Con respecto a los temores de los trabajadores, todos circulaban alrededor de la presencia de la titular del área de Recursos Humanos, Ana Mentesana, quien según algunos trabajadores les dijo que se descontaría el día no trabajado y hasta mencionó suspensiones. Lo cierto es que después nadie más llegó hasta las oficinas de calle Belgrano.