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Recientemente el Gobierno Nacional anunció la implementación, a partir del primero de setiembre de este año electoral, de una deducción especial variable en el Régimen del Impuesto a las Ganancias donde casi 1,5 millón de trabajadores en relación de dependencia y jubilados con salarios brutos de hasta $ 15.000 mensuales dejarán de pagar este impuesto. También aumentó un 20% el mínimo no imponible para los trabajadores que ganen entre $ 15.000 y 20.000 y un aumento del 30% de ese mínimo para los trabajadores de la región patagónica.
El titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) afirmó que, según los cálculos que hizo ese organismo, esta medida representará un “esfuerzo fiscal” de $ 13.485 millones anuales. Esa cifra representa el 25% de los $ 54.000 millones que recauda actualmente el fisco en concepto de Impuesto a las Ganancias de la cuarta categoría.
También influirán los cambios recientemente anunciados en el Régimen del Monotributo. Por efecto de la inflación, estos contribuyentes debían recategorizarse pagando mayores impuestos y, en algunos casos, también pasar a ser autónomos. Estoy de acuerdo y entiendo que los 1,6 millones de contribuyentes que se beneficiarán estarán conformes, pero me pregunto, ¿cómo recuperará el Gobierno los montos que dejará de percibir con estas medidas?
Buscamos financiación
Paralelamente el oficialismo propone, para disminuir el impacto en la recaudación del Impuesto a la Ganancias, la creación de dos nuevos tributos. El primero, del 15% a la compraventa de bonos y acciones que no cotizan en Bolsa. El otro, que grava con un 10% la distribución de dividendos. Por sus características, a mi entender ambos impuestos podrán ser deducidos del Impuesto a las Ganancias (aún no salió la ley).
Por supuesto, en este período electoral las opiniones referidas a la actualización del mínimo no imponible fueron positivas de todos los sectores, tanto de la oposición como del oficialismo. Se destacaron los siguientes comentarios:
“El Gobierno tomó esa determinación más por necesidad que por convicción” (Ricardo Alfonsín).
“Es necesario que el Impuesto a las Ganancias se actualice en forma semestral por ley y no por un capricho de la Presidenta”( Francisco de Narváez).
“Estas modificaciones son un avance en la construcción de un régimen tributario más justo, equitativo y progresivo” (Carlos Heller).
“Porqué el Gobierno esperó a un traspié electoral para escuchar una necesidad de toda la sociedad” (Margarita Stolbizer).
La diputada santafesina Alicia Ciciliani opinó con respecto a la creación de los dos nuevos tributos que “hay enormes dificultades para que eso sea aprobado. Es un proyecto traído de los pelos”. Consideró que la iniciativa “no tiene ningún asidero ni visión estratégica de conjunto para una reforma integral”, y advirtió que “si queremos gravar la renta financiera hay que estudiarla en su conjunto y decidir qué partes gravar y cuáles no”.
Una defensa que no escuché
Debo aclararle estimado lector que estoy de acuerdo con que se otorguen mayores beneficios a los trabajadores alcanzados con esta actualización del mínimo no imponible y la recategorización del monotributo.
Pero también debo informarle que el Impuesto a la Ganancias y el monotributo lo recauda la Nación y es coparticipable con las provincias.
Me hubiera gustado saber cómo el Gobierno financiará esta disminución en la recaudación y las propuestas de nuestros legisladores, representantes de las provincias, ya que esta modificación nos quita una porción importante de coparticipación. El proyecto de gravar la transferencia de bonos y acciones y la distribución de dividendos solo aportará el 50% de lo que se deja de percibir solamente en el Impuesto a las Ganancias con la modificación del mínimo no imponible citada.
Alimentando fines electorales
Sabemos que la mayor parte del electorado está en Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Mendoza; y también sabemos que la mayoría de los beneficiarios de este aumento del mínimo no imponible y del monotributo residen en esas provincias, razón por la cual esta medida circunstancial, de neto corte electoralista, favorecerá a estos trabajadores. Pero, ¿qué pasa con los de otras regiones, especialmente los trabajadores del NEA y NOA, que por sus ingresos promedios no se beneficiaron con estas mejoras? Y también como provincias sabemos que disminuirán los montos que recibimos de coparticipación federal.
Para ratificar el carácter electoralista de la medida, veremos en los recibos de sueldos de los trabajadores que han sido beneficiados, una leyenda donde se expondrá la parte de la remuneración o haber que no es sujeto del Impuesto a las Ganancias como un “beneficio del Poder Ejecutivo”, a pesar que se está analizando y discutiendo que lo que se deje de recaudar será soportado por el sector privado y no por el Gobierno.
Reclamo justo
Las provincias no deben bajar los brazos en sus reclamos. Recordemos que la Nación retiene un 15% de la coparticipación que les corresponde para aumentar las arcas de la Anses y ahora, esta brecha se agranda con las modificaciones analizadas en este artículo.
Si, estoy de acuerdo que con estas medidas se beneficiarán más de 3 millones de argentinos. Pero también debo preguntar dónde residen y si es equitativa para las provincias esta reducción en la recaudación de impuestos coparticipables. Es aquí donde debemos reflexionar y pensar que las modificaciones en el mínimo no imponible de Ganancias y los cambios en el régimen del monotributo recién se hacen efectivas después que el Ejecutivo analizó los resultados de las elecciones del pasado agosto (PASO); y, si realmente se quiere gravar la renta financiera para compensar lo que se deja de recaudar, que se haga un proyecto general y no un parche como el que se propuso. Medidas como éstas son un mensaje para que los argentinos no debamos permitir el poder absoluto a cualquier gobierno, sea del signo político que sea. ¿No le parece?