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Antes que nada, no me considero un gourmet muy exigente. Por lo general, tal vez por mi ascendencia, me gustan las comidas italiana, especialmente las pastas. Y dentro de las pastas trato de comerlas sin tuco de carne, porque las carnes hervidas a las que les dejan las grasas, particularmente no me gustan para masticar. En cuanto a dónde voy, debo decir que siempre que como afuera, elijo un lugar donde pido un plato en especial.
Por ejemplo, en comidas italianas voy a La Mía Mamma a comer sorrentinos mixtos con salsa a la putanesca. Es una salsa picante que se debe acompañar con un vino tinto. A mí me gustan San Pedro de Yacochuya o Viñas de Dávalos, Malvec o Syrah. En La Criollita pido empanadas o humitas. Cuando quiero pizza, prefiero La Monumental donde hacen una exquisita de media masa, fugazzeta y napolitana. No me gustan las de masa chata. Después, elijo mi casa, donde mi esposa experimenta mucho en la cocina.
En lo personal, me gusta cocinar pastas, pero trato de evitar las carnes, excepto, obviamente, cuando se trata de asado. Yo cocino pastas rellenas, ravioles, fetuccinis, esas cosas. Debo destacar lo rico de la comida peruana y lo pobre de la comida brasileña. En Europa y especialmente en Italia, me di cuenta que no hay mejor que la pizza argentina. Es insuperable. La masa de aquí es más rica, las salsas o el queso y la combinación de las cosas, el cómo se las arma, es único.
*(Pellegrini es arquitecto, plástico, Primer Premio de Honor de la Provincia, entre otros.)