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Hace un mes, la directora del establecimiento, Susana Abalos, consultó a profesionales médicos y a nutricionistas del hospital local para indagar acerca de las causas del bajo rendimiento de un sector de los estudiantes. Es así, que tras evaluar la situación, los docentes y profesionales de la salud llegaron a la conclusión que se trataría de problemas nutricionales, por lo que solicitaron la colaboración del municipio para enfrentar la problemática.
De esta manera, la comuna local colaborará con la entrega diaria de 250 vasos de yogurt, hasta que finalice el ciclo lectivo. Con esta medida, buscan elevar los niveles nutricionales con un desayuno de calidad, a fin de mejorar el rendimiento escolar,
Hay que tener en cuenta que los logros en el aprendizaje están condicionados a varios factores, como la economía familiar, la organización institucional y el apoyo del Estado. En muchas ocasiones, el bajo rendimiento y un desarrollo intelectual lento están asociados íntimamente con la mala alimentación.
En casos como el de la escuela norteña, la respuesta inmediata consiste en mejorar el nivel nutricional de los alimentos que se ofrece al estudiantado. Sin embargo, otro punto en el que deberán trabajar es en la información que se brinda a la familia de los alumnos, puesto que una nutrición deficiente no solo se origina en la falta de alimentos, sino también en la calidad y variedad de lo que cada familia ofrece a sus miembros. Este último es el concepto de desnutrición oculta, como lo define la Organización Mundial de la Salud y Unicef.
Ambas organizaciones apuntan, a que se trata de un conjunto de carencias específicas de micronutrientes. Estos faltantes tienen un gran impacto sobre la salud de niños y jóvenes, menor desarrollo físico, intelectual y cognitivo.