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Al menos 31 personas murieron y 94 resultaron heridas en un atentado explosivo ocurrido en la localidad china de Urumqi, en la provincia occidental de Xinjiang, cuna de un fuerte movimiento separatista y hogar de la minoría musulmana uigur.
El ataque se produjo en la madrugada local, cuando los asaltantes se abalanzaron en dos camionetas todoterreno contra un grupo de compradores que se encontraban en un mercado en el parque Renmin, en el centro de la ciudad, y lanzaron explosivos antes de estrellar los vehículos, uno de los cuales explotó.
El Ministerio de Seguridad calificó lo ocurrido como “grave incidente terrorista violento” y la policía acordonó de inmediato la zona. Sin bien nadie reivindicó el hecho, las autoridades apuntan a separatistas de esta provincia que en los últimos meses perpetraron varios ataques.
Xinjiang es foco de tensiones políticas y sociales debido a las aspiraciones independentistas de la comunidad uigur, que quiere establecer un Estado independiente llamado Turkestán Oriental.
Los uigures siguieron tradicionalmente una versión moderada del Islam, aunque numerosas personas de la región adoptaron algunas prácticas similares a las de Arabia Saudita o Afganistán, como la utilización del velo por parte de la mujeres. Este conflicto nacionalista, en el último año se cobró la vida de 100 personas.
Hasta 2013 los ataques armados de estos grupos estaban circunscriptos a esta zona del noroeste chino rica en recursos naturales, pero desde octubre, tras un ataque a turistas filipinos en la Plaza Tiananmen en Beijing, el arco se amplió y los ataques aumentaron en sofisticación y frecuencia.
En marzo, 29 personas que estaban en la estación de Kunming, fallecieron y 143 resultaron heridas por las cuchilladas asestadas durante un asalto realizado por “un grupo de separatistas de Xinjiang”. La policía mató a cuatro de los atacantes, entre ellos, una mujer.
En abril, el presidente Xi Jinping ordenó a la policía seguir la estrategia de “golpear primero” para “luchar contra el terrorismo”.
Jinping pidió un castigo urgente
El presidente chino, Xi Jinping, urgió a “castigar con severidad a los terroristas y no cejar en los esfuerzos por mantener la estabilidad” tras el atentado con explosivos ocurrido ayer en Urumqi que dejó 31 muertos y 94 heridos.
“La Policía aumentará los controles de seguridad y las patrullas sobre posibles objetivos terroristas para prevenir que se propaguen los ataques”, dijo el mandatario en un comunicado.
Xi instó a las autoridades de Xinjiang a que “resuelvan rápidamente el caso, atiendan de manera adecuada a los heridos y transmitan sus condolencias a las familias de las víctimas”.
El Gobierno chino “continuará trabajando duro para combatir el terrorismo y hará todo lo posible para salvaguardar la estabilidad social”, indica en el texto citado por EFE.