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La platea femenina de Brasil comienza a derretirse y no solo por el calor: Cristiano Ronaldo, a pura facha, arribó a Sao Paulo.
Con anteojos oscuros y una gorra con la visera para atrás, CR7 dio sus primeros pasos en Brasil y se mostró impecable, sin indicios de lesiones.
Uno de los mejores jugadores del mundo descendió del avión de Portugal junto con el resto de sus compañeros, un día después de aplastar por 5 a 1 a Irlanda durante un partido amistoso jugado en EEUU.
Esta victoria marcó el regreso de Cristiano, marginado por dos semanas debido a una tendinitis en la rodilla y a un problema en el muslo, ambos del lado izquierdo.
El capitán portugués levantó una mano y apuntó con un dedo a los aficionados que coreaban su nombre mientras avanzaba por la pista en un aeropuerto cercano a Campinas, una ciudad ubicada alrededor de 100 kilómetros al norte de Sao Paulo.
Del otro lado de la pista, varios trabajadores de la construcción, con uniformes rojos, abandonaron temporalmente sus labores y formaron fila a lo largo de una valla. Desde ahí, se esforzaron por ver aunque fuera un momento al astro del Real Madrid.
El capitán de Portugal, de 29 años, es el máximo goleador de la historia de la selección lusa, con 49 tantos en 111 partidos, y llegó con la intención de poner a su país lo más alto posible.
Pero el primero en bajar del avión fue el técnico Paulo Bento, y dando por descontado que Ronaldo llegará al ciento por ciento para el debut, pidió el apoyo de los brasileños para su selección. Con ese mismo objetivo, de la cabina del avión que trasladó a la selección salieron las banderas de Brasil y Portugal, mientras la aeronave recorría la pista hacia la terminal.
“Esperamos y deseamos el apoyo de los brasileños”, dijo Bento a la prensa en la pista del aeropuerto.
Portugal enfrentará a Alemania, Estados Unidos y Ghana, dentro del Grupo G.