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29 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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La difícil tarea de estudiar y sobrevivir en el Chaco Salteño

Viernes, 06 de junio de 2014 01:08
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En 2012, los técnicos del Indec sugerían que una persona podía alimentarse con 6 pesos diarios, y a todos les pareció una locura. Hoy, dos años después, en franco proceso inflacionario, los directores de las escuelas de Rivadavia Banda Sur hacen magia para que sus estudiantes coman con 5,80 pesos diarios. Aunque parezca increíble, los docentes tragan la vergüenza cuando la comida alcanza para todos.

Complota el hecho de que ellos están en un contexto muy desfavorable como lo es el Chaco salteño.
El áspero monte chaqueño, los caminos en mal estado, el aislamiento, las malas políticas y los oportunistas hacen que todo sea más inaccesible.

Entonces los maestros van a La Unión y encuentran las garrafas de 10 kilos a $120 y las de 15 kilos a $180.

Si hay que ir hasta el pueblo a buscar la mercadería, el litro de nafta súper cuesta 15 pesos y el gasoil, 12.

Para el caso solo basta el ejemplo de Beatriz Salinas que es la directora de la escuela número 4.598, sin nombre, del paraje Pozo Verde, a 60 kilómetros de La Unión.

A ella le inauguraron el colegio secundario 5.217 en el mismo edificio de la primaria que dirige, y ahora tiene que brindarles alimentos a los 20 chicos de la primaria, más los 48 adolescentes del nivel medio.
Lo peor es que el criterio del Ministerio de Educación de la Provincia es que un adolescente come lo mismo que un niño, por eso le destina el mismo monto ($5,80) a su ración.

Con esta carga que soporta desde marzo, Beatriz ya le debe 6 mil pesos al almacenero del pueblo.
Entre su lista de compras mensuales figuran 40 kilos de fideos, 30 de arroz, 200 kilos de carne y 20 litros de aceite. 

Ya no le dan los números para las frutas y consigue pocas verduras.

El Tribuno estuvo en su escuela en los últimos días de mayo y experimentó la desesperante situación de tener las reservas de alimentos al límite.

El año pasado recibía 4,60 pesos por cada alumno. Es decir que la actualización del comedor fue del 26 por ciento aproximadamente, lo cual resulta nada ventajoso con los aumentos en los precios de los alimentos durante el final del año pasado y principios del actual.

Otros casos

La misma realidad se vive en la escuela 4.312 Virgen del Milagro, del paraje La Esperanza, que está a pocos kilómetros de la escuela antes mencionada. Galdys Yolanda Toconás, su directora, tiene a 16 alumnos y le falta hasta la cocina.

Del otro lado de la ruta provincial 13, y a 19 kilómetros de Rivadavia, sucede lo mismo.
La directora de la escuela 4.676, sin nombre, del paraje Tres Pozos sufre el mismo dilema sobre las prioridades alimenticias de 19 niños que allí estudian. Aseguran que pueden conseguir carne a bajo precio, pero que ya no le alcanza para comprar frutas y compran casi nada de leche.

El director de la escuelita de La Toma también asegura que son los mismos vecinos y padres los que le venden los cabritos y los chanchos a un precio diferencial; pero que aún así no llegan a conformar una buena alimentación para los niños del monte.

Por otro lado, hay intentos de armar huertas pero la rigurosidad del monte compite con las buenas intenciones de los docentes que no se acobardan para dividir su tiempo entre educar y alimentar.
En la escuela 4.200 José Brown, del paraje Ternera Atada, quisieron armar una huerta sin asistencia especializada. Fueron las hormigas las que hicieron desastres con los zapallitos, las lechugas y las acelgas. La escuelita tiene seis niños y cuenta con un intento de cocina precaria que se inunda cuando llueve.

La Esperanza pide albergue

La supervisora de la zona, Liliana Olmedo, dialogó con los padres y con la directora de La Esperanza y aseguró que “están a un paso de conseguir el albergue”.

Desde 2006 viene gestionando el albergue porque sabe que es determinante a la hora de detener la deserción escolar en zonas desfavorables. Sabe que los niños deben recorrer muchos kilómetros por el monte chaqueño para llegar todos los días a la escuela.

Con un dormitorio donde puedan permanecer los niños la semana completa se aseguraría la asistencia y el cursado de las asignaturas. Sin embargo, salta a la vista que a la escuelita también le hace falta una cocina y un salón de usos múltiples que funcione como comedor y depósito.

La cocina que tienen hoy no tiene forma alguna y los chicos comen en una tapera construida con palos y ramas del monte.

En El Vinalar tuvieron solo tres días de clases 

Los chicos de la escuelita del paraje El Vinalar solo tuvieron tres días de clases en lo que va del presente ciclo lectivo.

El establecimiento funciona como anexo de la escuela 4.334 “Independencia Argentina”, de la ciudad de La Unión; de la cual está a 20 kilómetros de distancia.

Al funcionar como anexo, los docentes tienen que ir y volver todos los días. Eso complicó la situación debido a las muchas dificultades de viajar por los caminos vecinales del Chaco salteño, varias horas por día.

No existe mantenimiento alguno por parte del intendente Leopoldo Cuenca y en tiempos de lluvia el barro se vuelve infranqueable. Durante la sequía los arenales hacen lo suyo también. Consultada por El Tribuno, la supervisora de la zona, Liliana Olmedo, aseguró que “el camino es intransitable cuando llueve y no se puede ingresar a los establecimientos”.

Se le preguntó efectivamente por el poco sueldo en relación a la faltante de docentes.
“Puede ser, pero hoy no hay docentes. Sabemos que el maestro va a cualquier lado si es soltero o recién iniciado, pero no podemos cubrir porque faltan docentes”, dijo Olmedo.

Lo cierto es que las autoridades ministeriales analizan la desanexión de El Vinalar para que funcione como escuela independiente y el docente que vaya se pueda quedar durante la semana y no tenga que ir y volver todos los días.

De cualquier modo, tendrán que buscar algún docente que quiera ir a una escuela en medio del monte, que no tiene los paneles solares, en consecuencia tampoco agua y con algunas deficiencias estructurales.

Armaron el secundario en la misma escuela

La directora de la escuela de Pozo Verde, Beatriz Salinas, tiene una urgencia: inauguraron el secundario en el mismo edificio de la primaria y resulta insostenible. Lo mismo sucede en las escuelas de los parajes El Divisadero, San José y Ocultar; que conforman entre todas, el colegio secundario 5.217 que tiene la modalidad de itinerante y los profesores van rotando por los parajes. El problema surge porque los niños deben convivir desde hace dos años con los adolescentes.

La directora pide que le hagan un albergue separado para los más grandes, pero aún no recibió ninguna solución.

Actualmente, ella duerme con los más chiquitos en lo que es el dormitorio del docente.
Además, los adolescentes toman sus clases en la galería del establecimiento al no tener aulas adecuadas.

El caso que resuena en el monte es el de la escuela de San José, en la que el director de la primaria determinó el desalojo de los estudiantes secundarios albergados.

Los profesores también debieron retirarse y alojarse en una habitación con piso de tierra y techo apto para vinchucas. Esto originó un gran dolor de cabeza para los profesores del nivel medio debido a que en la zona hay un insecto en la tierra que a las personas se les mete en la piel. Denunciaron que hubo una persona afectada por haber dormido en la habitación que les dieron.

Ni cocina ni baño ni agua

La escuela de Ternera Atada es una de las más lejanas y olvidadas.
Está a más de 60 km al sur de La Unión por un camino que está la mayoría del tiempo intransitable.
Es una escuela muy pequeña, con seis alumnos, que no tiene la cocina en condiciones dignas.
Es solo un techo que desperdicia leña porque al no tener paredes, el viento le lleva todo el calor de las brazas.

No tiene baños, tiene pozos ciegos en condiciones deplorables.
Además no tiene la bomba para el tanque de agua por lo que las carencias son totales.
Ellos también piden la construcción de un albergue para favorecer la esrtadía de los niños en la institución.

Buscan padrinos bicicleteros

La escuela de Tres Pozos necesita nuevos paneles solares porque con el que tienen no pueden ni hacer funcionar el equipo de música para que suene el Himno Nacional.

La directora, única docente, además confirmó que nunca le hicieron el servis de mantenimiento a las baterías.

También piden una galería y un salón que sirva de comedor y para usos múltiples.
Es una zona donde llueve mucho y cuando se moja el suelo arcilloso no se puede salir ni al patio para jugar en los recreos o durante el tiempo libre.

La directora busca gente solidaria que done bicicletas y repuestos.

El pedido se justifica porque los niños deben recorrer muchos kilómetros para llegar a las escuelas.
Allí los repuestos son importantes por la gran cantidad de cubiertas y cámaras que se usan y no se pueden reponer en la zona.

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