inicia sesión o regístrate.
A horas de la trascendental final con Alemania, se filtró una noticia “bomba” para el futuro de la Selección argentina. Levante o no el elenco albiceleste la Copa en el Maracaná, Alejandro Sabella dirigirá mañana su último partido por una decisión personal y por considerar que el ciclo ya está cumplido. Esto sucederá pese a los intentos que hará Julio Grondona después de la gran final para retenerlo, ya que la intención de AFA es sostener un proyecto a largo plazo de cara a Rusia 2018.
“Se va. Pase lo que pase. Sea campeón o no, se terminó un ciclo. Puede cambiar de opinión, aunque ahora no creo, él ya dio lo que tenía que dar”, expresó su representante, Eugenio López.
Mejor es construir
Joachim Löw y su puñado de jugadores son parte de una generación paciente que arrancó hace ocho años a quemar los viejos libretos del añejo pragmatismo alemán para añadirle pincelazos “sudamericanos” fomentando un nuevo estilo de buen pie. Esa explosiva combinación entre su innata potencia física, el fútbol asociado, el orden y la solidez da como resultado un equipo que llegó a la final humillando y haciendo historia ante Brasil, y quiere más. Hubo paciencia y trabajo, se respetó un proceso. Salvando las distancias, y más allá del resultado de mañana (aún si Argentina se trajera la Copa de Brasil), apostar por la continuidad de Sabella, ofrecerle un proyecto serio de cuatro años y construir sobre lo hecho, por encima de destruir, tallar y dar de nuevo, sería lo más saludable en un universo donde al termómetro siempre lo marca el resultado.