Ricas, nutritivas, y dúctiles en el momento de pensar una receta, sea con otros ingredientes de esta parte del mundo o combinadas con sabores de cocinas del mundo, las papas andinas están presentes en la recetas de los diferentes cheff, o en la cocina de casa.
Para muchos, las papitas son lo mismo que los ollucos, sin embargo, su consistencia no es parecida, están en la mitad de camino entre la papa y el yacón, con esa textura interna tipo manzana, más crocante que la papa, casi sin almidón y con un sabor muy particular.
La papa es un alimento tan completo que se podría vivir tan solo comiendo papa. Las andinas como cualquier otra variedad tienen proteínas de alta calidad debido a su alto contenido en lisina y son una excelente fuente de fibras. Poseen gran concentración de minerales y vitaminas, cocidas con piel no absorben el cloruro de sodio del agua y son una excelente fuente de fenoles, sobre todo en la cáscara. Si bien los fenoles son los causantes del ennegrecimiento de la papa y pueden producir deterioros durante el almacenamiento, tienen grandes beneficios para la salud humana y animal ya que son antioxidantes, anticancerígenos, reducen la glucosa en sangre y reducen el colesterol en sangre, entre otras cosas.
Hay muchísimas variedades comerciales de papa, como la "papa blanca" o la "papa negra" pero también existen los papines o papitas andinas, introducidos en Europa en 1578 como curiosidad botánica pero luego apreciados y seleccionados por los habilidosos agricultores europeos.
Un fruto de la tierra noble, fácil de preparar y rico en nutrientes, ideal para aprovechar en estos días.