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Con Neymar fuera de competencia, el Mundial que se juega en Brasil no ha tenido dos jugadores tan determinantes para sus selecciones como Lionel Messi, para Argentina, y Arjen Robben, para Holanda. Son los emblemas, los puntos de referencia y mucho más para los seleccionados que se enfrentarán el próximo miércoles en el Arena Corinthians de Sao Paulo por un lugar en la final.
Messi, que participa en su tercera Copa del Mundo, tiene en sus pies el futuro de Argentina, que no llegaba a unas semifinales de un Mundial desde 1990. Un esquema táctico a la carta de las necesidades del rosarino fue el primer paso que el entrenador Alejandro Sabella dio para hacer brillar a su número “10”.
Desde la segunda parte del debut ante Bosnia, del que se pasó de un 5-3-2 a un 4-3-3, Messi, sin estar en su pico de forma, se movió como pez en el agua. Agitó las redes ese segundo acto frente a Bosnia, ante Irán en el cuando el cronometro ya había superado los 90 minutos, dos veces contra Nigeria y asistió a Angel Di María en la agónica victoria ante Suiza, en el alargue.
Del lado naranja, Robben parece imparable. Los defensores que lo enfrentaron padecieron su velocidad explosiva: España, Australia, Chile, México y Costa Rica. Todas, sin excepción, fueron sacudidas por el jugador del Bayern Münich.
Zurdo, como Messi, el incisivo Robben no solo se dedicó a marcar goles (dos a España y uno a Australia) o a asistir (pase a Depay ante Chile). Provocó un penal ante México en el minuto 94, el del triunfo.