El lenguaje estándar o aceptado escolarmente puede ser en realidad la trampa perfecta de una falsa inclusión. El conocimiento es una construcción colectiva y para cimentarlo, no hay nada que deba descartarse.
¿Es lo mismo aprender, enseñar o vincularse en un contexto citadino o vallista? No lo es. Cada universo, cada paisaje, cada individuo, goza de una irreductible y maravillosa autenticidad. Estas, y algunas otras, fueron las reflexiones que motivaron el proyecto Ñañito: un libro para changos y chinitas de los Valles Calchaquíes, que se coció a fuego lento durante cuatro años, tras el intenso trabajo de casi una decena de docentes.
La publicación, que no solo es un hallazgo educativo sino cultural, fue presentada en la Casa de Salta en Buenos Aires. En el acto, Gregoria Clementina Gonza, maestra rural de la escuela Cristóbal Colón de Buena Vista desde hace 13 años, manifestó: "Este libro no solo fue una alegría para los niños, sino también para las familias, que también disfrutaban de ese material. Este libro es un poco de todos, refleja nuestra realidad". Y añadió: "Pensamos en un texto con contenidos regionales, para solucionar cuestiones de comprensión lectora, para que los niños pudieran aprender otras cosas a partir de lo conocido de su cultura. Es decir, ir de lo cercano a lo lejano", explicó.
La edición, que refleja una experiencia exitosa de aprendizaje significativo, hace foco en la planificación para el aula, pero también propone la participación familiar a través de cartillas diseñadas con actividades que legitiman las voces y los saberes de padres, abuelos, niños y vecinos.
"Lo primero que se puede compartir es que siempre hay otra mirada. Cuando nosotros empezamos con estos cursos y con el diagnóstico se decía que ni los padres ni los niños leían. Esta cultura hasta hace poco era oral. Salimos de eso. Pudimos pensar que el problema arrancaba desde otro lugar: lo que les dábamos para leer les era completamente ajeno. No son los niños los únicos que tienen problemas en la escuela y, a lo mejor nos quedamos encerrados en un tema académico cuando puede ser más profundo", señala María Sara Ruiz, coordinadora del proyecto y coautora junto con otras 8 docentes.
El libro gira en torno de los valores humanos, no desde una perspectiva solemne sino encarnados en los temas tratados: el valor de la vida, el respeto, la celebración de las diferencias, el cuidado del medio ambiente o la compasión hacia los animales y la cultura para la paz son algunos de los temas recorridos.
El lenguaje estándar o aceptado escolarmente puede ser en realidad la trampa perfecta de una falsa inclusión. El conocimiento es una construcción colectiva y para cimentarlo, no hay nada que deba descartarse.
¿Es lo mismo aprender, enseñar o vincularse en un contexto citadino o vallista? No lo es. Cada universo, cada paisaje, cada individuo, goza de una irreductible y maravillosa autenticidad. Estas, y algunas otras, fueron las reflexiones que motivaron el proyecto Ñañito: un libro para changos y chinitas de los Valles Calchaquíes, que se coció a fuego lento durante cuatro años, tras el intenso trabajo de casi una decena de docentes.
La publicación, que no solo es un hallazgo educativo sino cultural, fue presentada en la Casa de Salta en Buenos Aires. En el acto, Gregoria Clementina Gonza, maestra rural de la escuela Cristóbal Colón de Buena Vista desde hace 13 años, manifestó: "Este libro no solo fue una alegría para los niños, sino también para las familias, que también disfrutaban de ese material. Este libro es un poco de todos, refleja nuestra realidad". Y añadió: "Pensamos en un texto con contenidos regionales, para solucionar cuestiones de comprensión lectora, para que los niños pudieran aprender otras cosas a partir de lo conocido de su cultura. Es decir, ir de lo cercano a lo lejano", explicó.
La edición, que refleja una experiencia exitosa de aprendizaje significativo, hace foco en la planificación para el aula, pero también propone la participación familiar a través de cartillas diseñadas con actividades que legitiman las voces y los saberes de padres, abuelos, niños y vecinos.
"Lo primero que se puede compartir es que siempre hay otra mirada. Cuando nosotros empezamos con estos cursos y con el diagnóstico se decía que ni los padres ni los niños leían. Esta cultura hasta hace poco era oral. Salimos de eso. Pudimos pensar que el problema arrancaba desde otro lugar: lo que les dábamos para leer les era completamente ajeno. No son los niños los únicos que tienen problemas en la escuela y, a lo mejor nos quedamos encerrados en un tema académico cuando puede ser más profundo", señala María Sara Ruiz, coordinadora del proyecto y coautora junto con otras 8 docentes.
El libro gira en torno de los valores humanos, no desde una perspectiva solemne sino encarnados en los temas tratados: el valor de la vida, el respeto, la celebración de las diferencias, el cuidado del medio ambiente o la compasión hacia los animales y la cultura para la paz son algunos de los temas recorridos.