El bandoneonista salteño Dino Saluzzi, uno de los músicos más indóciles para la lógica mercantil de la industria, inició el viernes a sala llena, un ciclo de conciertos en Café Vinilo, de Palermo, para presentar su último disco grabado en el exterior -y que en poco más de un mes se editará en la Argentina-, "El valle de la infancia".
Se trata de un disco muy intimista, donde Dino nos convida las visiones que le quedaron de aquel Campo Santo de la infancia. Un cuadro que Saluzzi pinta con los colores del sonido que son solo suyos, este disco editado por el sello especializado ECM de Alemania.
Con el espaldarazo de haber ganado el premio Konex de brillante, uno de los pocos premios de prestigio y despojado del impacto de la coyuntura, Saluzzi retomó su actividad musical en la Argentina donde encuentra pocos espacios para expresar su
música, sin duda afirmada en el linaje de las tradiciones populares pero lejana del golpe o las formas marcadas que determina el pulso bailable.
En medio de la escena
La reaparición del salteño se consumó precisamente en un momento de reconfiguración de la escena musical porteña, con actividad de baja intensidad en las salas, alterada acaso por un cambio de paradigma en la gestión estatal que empujará a los músicos a recuperar su ánimo proactivo. Es que el calendario de Saluzzi goza de autonomía también de las salas oficiales, donde se ha mantenido igualmente lejos de la actividad del Centro Cultural Kirchner como del Teatro Colón, donde se frustró en 2015 un concierto suyo con la chelista alemana Anja Lechner.
Para un sello especial
En ese estado, el salteño lleva casi dos años presentando su disco "El valle de la infancia", editado en Alemania por el sello ECM y que recién ahora ha logrado concertar una edición local, que saldrá en poco más de un mes.
Esa ausencia invita a escuchar el programa en la experiencia en vivo, que el bandoneonista sostiene junto con su hermano Félix "Cuchara" Saluzzi (saxo, clarinete), su hijo José Saluzzi (guitarra), su sobrino Matías Saluzzi (bajo) y el baterista y percusionista Jorge Savelón.
Tangos inhallables aparecen en el repertorio de Saluzzi con arreglos inusuales. Es el caso de 'Loca bohemia' (1928), hito del tango instrumental de Julio De Caro, que lo interpretaba con su sexteto que lucía en la fila de bandoneones a Pedro Maffia y Pedro Laurenz, dos hombres que definieron el lenguaje del instrumento del que Saluzzi es un exponente impar.
La noche del viernes, entre otras citas clásicas, fueron interpretados 'Un momento', de Héctor Stamponi y el vals 'La pulpera de Santa Lucía', en bandoneón solista en el tiempo extra del concierto.
También, claro, obras de composición propia registradas en el disco como 'A mi padre, a mi hijo' o 'Ronda de los niños en la montaña', del álbum previo, 'Navidad de los Andes', también de distribución restringida en la Argentina.
"Esto no es un espectáculo ni un show, es un concierto, porque vinimos, músicos y público, a concertar una experiencia", bramó Saluzzi desde el escenario replicando en forma elíptica a las páginas de los diarios.
Dino: una experiencia.