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Este instrumento fue creado por el francés Pierre Heli a comienzos del siglo XX y su técnica goza de gran prestigio en todo el mundo. De hecho, son varias las presentaciones desde diversos países que buscan para esta terapia complementaria de sanación el mismo reconocimiento que la Organización Mundial de la Salud otorgó al reiki en 2000.
"Las letras del alfabeto hebreo tienen unas formas que emiten una radiación benéfica. Yo entrego unas etiquetas que vienen con palabras impresas. Estas se colocan sobre el péndulo sujetas con gomillas envolviéndolo y ese péndulo se hace girar sobre lo que se va a trabajar: el cuerpo de una persona, de un animal, de un vegetal o en un ambiente porque todo está compuesto por átomos y la energía no es estanca, sino modificable. Hasta los genes son energía modificable", expone Sandra.
¿Ahora existe más apertura hacia las terapias complementarias?
Existe un adagio que dice que el maestro aparece cuando el alumno está preparado. Yo creo profundamente que los seres humanos venimos de haber vivido muchas vidas y en algún momento tuvimos conocimiento y acceso a todo. En casi todas las orientaciones filosóficas y religiones existe la idea de que en algún momento todos fuimos un espíritu libre, pero en otro momento nos equivocamos y cuando cometimos un error por piedad de los seres evolucionados ese conocimiento no nos fue quitado, sino que nos hicieron olvidar de los poderes que teníamos para no utilizarlos mal y para no devastar el planeta que se nos dio. Entonces todas las terapias complementarias, todas las filosofías ya las tenemos adquiridas y a medida que nos vamos reencontrando con ellas estamos recuperando una enseñanza que ya teníamos. Entonces no es que se van poniendo de moda, sino que van llegando a cada uno de acuerdo con su estado de conciencia.
En realidad no es un estado de conciencia que esté mal o bien, no es una cuestión de calificación, sino de alerta. Y de esa manera estoy atento a este conocimiento que en este momento de mi vida me está haciendo falta y por ello me cierra. Yo cuando comienzo los cursos siempre digo que este no es el mejor método ni el único y que todas las terapias complementarias son maravillosas y que es una cuestión de vibración: con cuál tengo ganas de identificarme en este momento. No hablo mal de ninguna, las respeto a todas.
Opera llevándole la energía necesaria para que una persona modifique el estado que tiene en este momento. En esto es importante que se entienda que el trabajo lo hace Dios, la fuente, el universo, Alá, Buda, la Virgen María, Mahoma, los ángeles, no importa en quién decidas creer, quien está trabajando es la energía superior a través de las letras hebreas. No lo hace el terapeuta y es independiente de que la persona crea o no porque la energía es inevitable igual. El sol sale por más que uno crea o no en él. Eso aplicado sobre personas que necesitan tratamientos tiene la capacidad de solucionar muchas cosas.
A veces la solución no es que la persona sane rápidamente, sin que parta rápidamente; todo está en función del proceso que cada uno está teniendo. Lo aclaro porque mucha gente cree que porque le hacés una sesión de péndulo hebreo se va a salvar y a veces ocurre que no. Jamás intervendría con las terapias alternativas en el libre albedrío de nadie, ni mucho menos me pondría a darle órdenes a Dios. Deepak Chopra dice que cuando se rinde la conciencia a la conciencia superior se gana y eso es lo que tendríamos que tratar de practicar a diario. Si vos dejás de luchar, lo que no quiere decir que te rindas sino que amoldes tu energía a la energía del universo, las cosas salen más fáciles.
Vinimos al mundo para perfeccionarnos, para hacernos maestros de la energía y para vivir bien, no para sufrir; aunque a veces eso sea lo que dice el común de la gente.
¿Siempre hay que recordar no abandonar los tratamientos médicos convencionales?
Yo a las personas les exijo que vayan al médico. Mirá he tenido testimonios de las llamadas enfermedades incurables, de personas que están perfectamente vivitas y coleando como se dice. Pero hay que ser muy cautelosos porque la gente, en su desesperación, se agarra de cualquier cosa y dice: "Esto me puede curar". Y sí, la puede curar, pero también puede que no. No me gusta prometer como se hacía antes, cuando alguien se paraba en medio de una plaza y decía: "Esto te va a salvar la vida" porque no lo puedo saber, eso lo saben la divinidad y el alma de la persona con la que se está trabajando.
El poder del bien siempre tiene la capacidad de modificar cualquier cosa. Lo que ocurre es que los seres humanos les damos poder y autoridad a cosas negativas. Si nosotros pudiéramos tener un estado de conciencia las 24 horas de que nada ni nadie nos va a perjudicar, no haríamos ninguna terapia complementaria. Porque nuestro estado sería puro, pero nos dejamos invadir por todo e invadimos los lugares en los que trabajamos. Casas, locales comerciales... y los átomos se van multiplicando y contagiando y así se reproduce la energía negativa. Con este método, entonces, existe la posibilidad de colocar energía positiva en vez de energía negativa.