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Permítanme soñar

Miércoles, 20 de diciembre de 2017 00:00
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Viene clareando el alba y el calor de sol enrojecido que asoma detrás de las montañas, van disipando la oscuridad de la noche y sus temores, la niebla matutina que enrarece la visión. Todos nos ponemos la patria al hombro, sabiendo donde estamos parados y hacia dónde vamos, seguridad en la pisada y un horizonte claro hacia el futuro.

Pienso en mi Patria, en mi provincia de Salta y me perturba una sensación de nostalgia tristona y ansiedad. Nostalgia por un pasado histórico que habla de crecimiento, promesa, proyectos y prosperidad. Ansiedad por un futuro que parece incierto, donde se avecinan nuevas crisis sociales, económicas y por que no, políticas. Es un sueño y un anhelo a la vez. No quiero despertar, pero debo seguir la senda hacia el 2019.

Sueño con una Salta donde los niños nazcan sanos, sin desnutrición intrauterina, y se desarrollen alegres sin necesidad de trabajar ni mendigar, comiendo en sus casas y no en comedores comunitarios, preocupados solo porque llegue el día para jugar o ir a la escuela y compartan su alegría y sus juguetes con otros niños, más allá de las condiciones sociales o económicas.

Sueño con una nación y una provincia, donde los niños vayan a una escuela pública gratuita con la seguridad de que saldrán de allí con ganas de seguir progresando en la vida, con una formación de calidad que les ayude a superar las barreras de la pobreza.

Sueño con una nación y una provincia, donde los adolescentes y jóvenes vean el futuro con esperanza y vivan el presente en los ámbitos del estudio y el deporte, el arte y la cultura, pintando nuevos horizontes en clave de amistad y paz social. Donde los matrimonios jóvenes y no tan jóvenes puedan planificar su futuro y el de sus hijos en viviendas dignas y trabajos genuinos. Donde no tengan que mendigar albergue ni mucho menos suplicar la atención de funcionarios para adquirir algo que les corresponde por derecho. Donde las viviendas que construye el Estado tengan la calidad de lo que se paga por ellas.

Sueño con una nación y una provincia, donde los jubilados que aportaron toda su vida a la construcción de la Patria puedan vivir dignamente, y que sus sueldos no sean solo para cancelar las cuentas de la farmacia. Donde las jubilaciones sean justas, sin cifras privilegiadas que desbalancean la fuente de recursos.

Donde el desplazarse sea seguro porque tiene una estructura de caminos en buen estado, con los necesarios controles que permitan garantizar la vida de los que utilizan las vías para trasladar sus productos o simplemente para pasear. Con fábricas que crecen con sentido social y además de cuidar los derechos de los trabajadores promueven el crecimiento de la comunidad donde actúan. Donde la gente se saluda, se mira a los ojos y es amable, en la vida privada y en la vida pública, en las oficinas del estado y de las empresas de servicio.

Sueño con una nación y una provincia, donde la corrupción es un viejo cuento que se narra en las cárceles por sus actores, que recrean anécdotas de héroes ficticios, casi nunca arrepentidos.

Sueño con una nación y una provincia, con los poderes libres de la democracia, ejecutivo, legislativo y judicial, donde hombres y mujeres se juegan el día a día por servir al bien común desde el poder, con vocación de entrega y austeridad de vida, edificando una patria justa para los pobres.

Donde los hospitales y las cárceles son centros de rehabilitación del cuerpo y del espíritu, donde, quienes allí acuden, puedan sentirse dignos y sean capaces de ponerse de pie. Sueño con una nación y una provincia donde no existe la pobreza cero, pero donde todos los pobres viven con dignidad gestionando su propia vida, produciendo lo que consumen y están felices porque el Estado cuida de su salud integral.

Es un sueño cercano y posible, solo necesitamos despertar del sueño de la mediocridad y la arrogancia, de la inacción y de las omisiones. Un sueño que se puede y se debe gestar, un sueño que nos exige madurar como sociedad en diálogo, en respeto y convivencia pacífica.

En nuestras manos está el futuro de la Patria, podemos hacer realidad estos sueños. Despierta Argentina, despierta Salta.

 

 

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