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26 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
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Pobreza cero: más allá del crecimiento, paciencia

Miércoles, 15 de febrero de 2017 01:30
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Esta semana hemos leído una sentencia un tanto desalentadora por parte de nuestro primer mandatario; según afirma el presidente Mauricio Macri, necesitamos crecer durante 20 años para erradicar la pobreza en la Argentina.
Ciertamente, ese dato fue provisto hace tres meses por el doctor Jorge Paz en una nota publicada en La Nación que me parece pertinente recordar.
Antes, me gustaría recordar que existen dos vías posibles para erradicar la pobreza.
La solución no se reduce solo al crecimiento; la redistribución del ingreso es también un arma potente para mitigar este problema.
Todavía más, el crecimiento económico no solo no es la única solución posible, sino que además por sí solo resulta insuficiente para lograr reducciones sustanciales en el nivel de pobreza.
La India es un caso notable que revela la paradójica convivencia entre la pobreza y el crecimiento económico.
Este país ha crecido al 8% anual, en promedio, según los últimos datos disponibles (2001-2011), sin embargo todavía mantiene alrededor de 250 millones de personas en situación de indigencia (en 2011) y casi 700 millones de hindúes viven en la pobreza.
En términos más amplios del bienestar, tamaño logro económico no ha bastado para erradicar el analfabetismo ni para liberar a la población de enfermedades que ya han sido superadas en gran parte del mundo, como el cólera.
En rigor, el Dr. Paz explicó que para erradicar la pobreza nuestro país debería crecer al 3% promedio durante 15 años.
Un arduo trabajo nos espera si tenemos en cuenta que la Argentina nunca en su historia como país tuvo una tasa de crecimiento del 3% o más por un período superior a 10 años.
Además, esa estimación supone que la tasa de inflación sea cero. Bien sabemos que esa es también una meta más que ambiciosa para nuestro país y por lo tanto un obstáculo adicional hacia el objetivo principal.
Pero no nos preocupemos, todavía nos queda un as bajo la manga: la redistribución.
Aunque tengo que decirles que tampoco se trata de una receta infalible, hay evidencia de ciertas limitaciones de los programas de transferencias condicionadas (como la asignación universal por hijo en la Argentina), que son actualmente los más importantes en términos de redistribución.
Si bien han producido beneficios, por ejemplo, aumentos en el nivel educativo de la población beneficiaria, no han logrado romper con la pobreza hereditaria.
En síntesis, las decisiones políticas deben buscar los medios para obtener un crecimiento económico que alcance a toda la población a través de la implementación de medidas redistributivas eficaces.
Sin dudas, escribir las tres últimas líneas es mucho más sencillo que ponerlas en práctica.
Mucho más teniendo en cuenta la estrecha relación que existe entre la política y la economía, y el impacto que produce la una sobre la otra. Así, la confianza y la previsibilidad que genera (o no) la política son, desde mi punto de vista, dos valores fundamentales para motorizar el crecimiento, reducir la inflación y con ello mitigar la pobreza.
En uno de los últimos recortes de su discurso, el presidente pidió a sus funcionarios que se comprometan en cosas que sean "cumplibles" para generar confianza. Evidentemente, las estrategias en campaña difieren de las utilizadas durante el mandato, pues si hubiera cumplido él mismo lo que solicita no hubiese levantado la bandera de pobreza cero sabiendo que sería una propuesta que hoy juzga como inalcanzable en términos prácticos y en un plazo razonable.
Entonces, permítanme agregar que: se deben buscar los medios para obtener un crecimiento económico que, de producirse, alcance a toda la población a través de la implementación de medidas redistributivas eficaces, y del ejercicio de la coherencia, la solidaridad y la honestidad.
 
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