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En medio de la crisis económica, comenzó el carnaval en Río

El tradicional festejo comenzó ayer en medio de medidas de austeridad. Una fiesta rodeada por una fuerte recesión.
Viernes, 24 de febrero de 2017 23:48
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En lugar de costosos y elaborados disfraces con brillantes lentejuelas, en el carnaval de este año se esperan atuendos más asequibles, con bigotes falsos, sombreros y tiaras.
Los aficionados al carnaval buscan gangas antes de la mundialmente famosa fiesta de Río de Janeiro, que comenzó en medio de una prolongada crisis económica que está afectando a los bolsillos y a la multitud de negocios que dependen de esta fecha para obtener gran parte de sus ingresos anuales.

Todavía hay boletos disponibles para los desfiles, los patrocinadores decidieron no financiar fiestas callejeras y se espera que los hoteles estén más vacíos que el año pasado, que también fue decepcionante a nivel económico por las preocupaciones sobre el virus del zika, que desanimaron a algunos turistas extranjeros y la recesión que deprimió el gasto local.
“El año pasado no fue genial, pero aún teníamos los Juegos Olímpicos para compensar el carnaval. Ahora podemos notar que hay una reducción real”, señaló Cristina Fritsch, presidenta de la Asociación de Agentes de Viaje de Río. “La seguridad también preocupa a la gente en un momento en que funcionarios públicos, incluyendo la policía, amenazan con ir a la huelga”.

El departamento de Turismo de Río espera atraer a un millón de personas, que gastarán alrededor de 3.000 millones de reales brasileños (950 millones de dólares) en la ciudad durante las fiestas, entre el 24 y el 28 de febrero. Si se cumplen las previsiones, se repetirían los resultados del año pasado.

Los hoteles estiman que solo tendrán un 72% de ocupación, unos 14 puntos porcentuales menos que el año pasado.
Aunque los festejos arrancaron ayer, todavía quedan unos 800 boletos de grada para el desfile, que normalmente suelen agotarse justo después de Año Nuevo. Muchas de las butacas de tribuna para la exhibición de carrozas, en el que participan celebridades locales y mundiales, se han distribuido entre las escuelas de samba que participan en el espectáculo. Los organizadores quieren asegurarse de que las cámaras de televisión no capten espacios vacíos.

El escenario de fondo es la peor recesión en décadas en el mayor país de Latinoamérica. El banco central de Brasil estima que la economía nacional se contrajo más de un 4% en 2016 y la tasa de desempleo ronda el 12%.

Los salarios de sus funcionarios llevan meses demorados, mientras que las protestas violentas se han convertido en algo habitual, en tanto el parlamento local considera varias medidas de austeridad.
A principios de mes la policía militar del vecino estado de Espirito Santo estuvo una semana en huelga, un paro que coincidió con un repunte de los asesinatos y otros delitos.
El temor a que la policía de Río pueda adoptar una medida similar fue tan grande que el presidente Michel Temer movilizó a 9.000 soldados para patrullar en el estado.
 

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