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El juez de la Sala II del Tribunal de Impugnación, Edgardo Albarracín, otorgó el viernes pasado la libertad domiciliaria a María Alicia Pacheco, la exmonja de la congregación Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, acusada del delito de abuso sexual gravemente ultrajante en perjuicio de una menor. Por los mismos hechos, en una causa paralela, está imputado con prisión preventiva el fundador de esa orden religiosa, Agustín Rosa Torino.
Pacheco se encontraba privada de su libertad desde el 29 de diciembre del año pasado, luego de que la jueza de Garantías N§ 1, Ada Zunino, dispusiera su detención en su domicilio de la ciudad de General Gemes, a partir de un requerimiento realizado por la fiscal de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, Luján Sodero. Esto se concretó una semana después de que la misma magistrada y la misma representante del Ministerio Público pusieran entre rejas al cura Rosas Torino.
En el marco de esta investigación, la fiscal Sodero recibió el testimonio de María Gracia Ramia Damario, una joven de 24 años que se ordenó como monja en la congregación de Rosa. Damario contó los dramáticos momentos que vivió en el claustro de la parroquia de la Santa Cruz donde funcionaba el noviciado para el ordenamiento de curas y monjas.
Dijo que a partir de los 13 años comenzó a ser víctima de abusos sexuales por parte de Pacheco, cuyo nombre religioso era "hermana Micaela". Según la joven, los ultrajes ocurrieron no solo en el claustro sino en su propio domicilio, a donde la imputada concurría cuando sus padres estaban ausente.
"Jamás le conté a mi familia lo que me había pasado con esa monja porque me daba vergenza y lo expongo ahora porque fue algo que me marcó fuertemente", expresó Damario en una entrevista concedida a El Tribuno. En un pasaje de lo declarado ante la fiscal Sodero, la víctima graficó el accionar de Pacheco en estos término: "Me acosaba con llamadas telefónica a mi casa, me controlaba los mensajes que los chicos me hacían al celular y me repetía que estaba enamorada de mí". Damario relató con detalle el perverso comportamiento de la imputada, aseguró que de los abusos que sufría y esta situación tenían conocimiento la madre superiora María Luz, cuyo nombre verdadero es Daniela Mónica Olmos, la hermana Ruth y los sacerdotes Josué, Juan María y Pío.
Fin del calvario
El calvario para la denunciante terminó cuando María Alicia Pacheco fue trasladada de manera compulsiva a Cachi y luego al sur del país. Para ese momento la situación se había desbordado dentro de la congregación, debido a que los superiores tomaron conocimiento de los acosos de la hermana Micaela a la menor.
Con Pacheco lejos de Salta, a los 18 años María Gracia decidió iniciar el noviciado para ordenarse como monja en la congregación del cura Rosa Torino. Refirió que fue en esta circunstancia cuando tomó verdadera conciencia de los abusos que había sufrido en su niñez. Explicó que por esta situación, en 2015 tomó la determinación de abandonar los hábitos. En esos momento se encontraba en Barcelona, España, a donde el cura Rosa Torino había fundado un centro de clausura.
"Me escapé del instituto donde estaba y recién entonces pude contarle a mis padres todo lo que había vivido", expresó Damario. Dijo que en una oportunidad se conectó, a través de internet, con la exmonja Pacheco y que esta le manifestó que había abandonado los hábitos porque quería vivir su sexualidad de manera libre y que seguía enamorada de ella.