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A los 78 años, Paul McCartney aprovechó el encierro y se dedicó a grabar “McCartney III”, su disco solista número 18 y el último eslabón de una trilogía que se inició en 1970 y en la que se convirtió nuevamente en un verdadero hombre orquesta: compuso, produjo, cantó y tocó todos los instrumentos.
Fueron nueve semanas de trabajo en su casa en Sussex, en el sur de Inglaterra, cuyo resultado saldrá a la luz el 18 de diciembre y que dieron forma a once canciones en las que rompe el molde: están, por supuesto, esas melodías que amamos todos, instantáneas y pegadizas, pero también hay un tema instrumental de digestión lenta y uno con aires de rock pesado.
“Tenía algunas cosas en las que trabajé a lo largo de los años, pero el tiempo pasó y las dejé a medias, de manera que he retomado aquello que tenía. Se trataba de hacer música para uno mismo, en lugar de hacer música como un trabajo (...) Nunca pensé que todo esto pudiera acabar en un álbum”, dijo McCartney acerca de su nuevo disco, sucesor de “Egypt Radio”, que apareció hace apenas dos años.
“McCartney III” es un mosaico de canciones en las que está el ADN del ex beatle en toda su dimensión y en el que, además, se nota que en su aislamiento quiso divertirse y no hacer más de lo mismo.
El comienzo del nuevo disco es la confirmación de ese espíritu rupturista: “Long Tailed Winter Bird” es un extenso instrumental, de poco más de cinco minutos, que irrumpe con un riff serpenteante en su guitarra acústica al que luego de agregan otros instrumentos hasta que recién avanzado el tema aparece su voz para preguntar tímidamente “¿Me extrañás, me sentís, confiás en mí?”.
Algunos quedarán desconcertados por el arranque, pero tendrán su compensación con el track 2. “Find My Way” es la típica melodía pop de McCartney que uno se queda tarareando toda la tarde, con obvio destino de hit y una letra en la que Paul afirma, quizá pensando en esta época cruel: “Nunca solías tener miedo de días como este/y ahora estás abrumado por tus ansiedades/dejame ayudarte, dejame ser tu guía/Puedo ayudarte a alcanzar el amor que sentís por dentro”.
McCartney podría haber hecho muchas cosas durante su encierro, pero volvió a hacer lo que mejor hace desde que tenía 15 años. Por suerte: su nuevo disco es la mejor noticia musical en estos tiempos inclementes. Y la mejor cura para el alma.