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La nueva prórroga por cuatro años de la ley 26.554 repite una práctica argentina: la de darle vueltas a los temas. Ahora, hasta el año 2025 y sin ninguna garantía de cumplir el registro de comunidades, esto no resolverá los problemas de nuestros pueblos ancestrales.
Respecto de la ocupación de tierras en la Patagonia, el problema no es el texto legal, el problema es político. Hay tolerancia del Gobierno nacional sobre la violencia en un territorio que les parece tan lejano y bucólico, que no le dan importancia.
La tolerancia es lo peor que nos puede pasar ante estos conflictos no resueltos. Hay tolerancia del INAI, del presidente de Parques Nacionales, de un presidente de la Nación que dice que no tiene jurisdicción para actuar en la Patagonia y también del ministro de Seguridad de la Nación, que sostiene que enviará ayuda por cortesía. Es vergonzoso.
En Argentina no debería haber un argentino que no tenga un pedazo de tierra para vivir, aún más cuando se trata de comunidades originarias.
En el Norte hemos podido resolver los conflictos y es mi satisfacción haber entregado muchísimas tierras en Salta. Algunos conflictos quedan, producto de la interferencia externa. Uno es el INAI en Cachi alentando la ocupación de tierras. No solo promueven la toma de tierras, sino que piden la expulsión de los criollos. No puede ser que en una acción deliberada por proteger a los originarios se expulse a cientos de familias criollas.
En Salta hemos entregado tierras por casi un millón de hectáreas.
Critico la prórroga de esta ley de emergencia porque considero que el problema es que nuestros pueblos originarios se encuentran en la pobreza, que avanzó de la mano de este Gobierno.
Acabemos con la injusticia de la pobreza. Enfrentarnos a los propietarios nacionales y extranjeros no es solución; ellos no son los culpables, somos nosotros que, como dirigencia política, no hemos podido encontrar un acuerdo.
No es culpando a los demás, no es buscando al enemigo y quitando a los que tienen que vamos a volver pudientes a los que no tienen sino haciendo crecer al país. Para lograr un horizonte de crecimiento sostenible debemos construir un diálogo político. Porque este Gobierno no puede arreglar los problemas del país, ni los pudo arreglar el Gobierno anterior, ni los arreglará el que venga si no hay un acuerdo mayor para volver a tener moneda, bajar la inflación y hacer retroceder la pobreza.