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"A mayor prohibición va a haber más clandestinidad"

Sabado, 20 de marzo de 2021 02:27
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El 13 de marzo del año pasado el Gobierno provincial, en línea por lo dispuesto por la administración de Alberto Fernández, cerró los establecimientos bailables de acceso público que funcionan en espacios cerrados. En principio no iban a abrir por 15 días corridos. Esa restricción es una de las pocas que perdura hasta la actualidad.

Mario Delaloye, empresario de la noche, afirmó que lo primero que pensó es que la pandemia por el coronavirus iba a ser similar a "la famosa" gripe A.

"Ahí tuvimos una pequeña experiencia y pensamos que iba a ser igual, que con un termómetro digital, con algunos recaudos en cuestión de higiene y seguridad y un protocolo esto se iba a sobrellevar, íbamos a estar aislados nada más hasta que pase el invierno. Nunca esperamos que esto sea para tanto", expresó.

Cuando el Gobierno dictó la cuarentena obligatoria el 20 de marzo, Mario Delaloye quedó "sorprendido para mal" sobre todo cuando empezó a ver que la situación sanitaria "empeoraba y no se acababa la cuarentena" y veía lo que estaba pasando en el resto de los países, con sistemas de salubridad totalmente colapsados y la cantidad de casos en aumento.

"Fue muy duro cerrar. Si bien tuve experiencia en varios rubros, lo que mejor me salía era la actividad de locales bailables o confitería con baile. Había logrado crecer en estos 28 años que me llevó pasar de ser de relaciones públicas a propietario", expresó.

Mario Delaloye, antes de la pandemia, llegó a tener cuatro locales bailables: dos en Salta y otros dos en Jujuy. Cerró uno acá y los dos de la vecina provincia porque se estaba endeudando cada vez más.

 

 

 

"No los pude sostener y me quedé con un solo local, la antigua Cima, allá arriba en la entrada de Salta y que ahora se llama Elephant. La verdad que la pasé muy mal, nunca en mi vida estuve tan mal, nunca pase una situación de tener que vender lo mucho o poco que tenía para resistir como se podía", expresó.

Encerrado como en un corralito, aislado económicamente, el empresario nocturno tuvo que resistir para poder subsistir. "Me sigo endeudando menos. Algo se le da al dueño del local que alquilo, se genera trabajo y contención a los empleados, resistiendo como en una guerra, resistiendo en una trinchera hasta que todo esto pase. Ojalá que sea pronto. Ahora hay vacuna, hay una luz de esperanza, pero creo que todavía queda mucho tiempo por recorrer", aseguró.

La apertura

Mario cree que se pueden volver a abrir los boliches, sobre todo porque la actividad nocturna no se detuvo y eso hizo que proliferen las famosas "fiestas clandestinas".

"En un momento mucha gente salió a criticarme cuando yo dije que la prohibición es el ocultamiento de lo que no queremos mostrar como sociedad, lo que somos y la responsabilidad de cada ser humano, de cuidarse o de cuidar al prójimo. La verdad que desde el momento más difícil de la cuarentena hubo fiestas clandestinas, nunca cesaron. No hay que culpar en estos tiempos a las personas que salen, porque calculo que si salen es porque tienen la necesidad de salir y así lo deciden", remarcó.

Asegura que el Estado tendría que ser el que regule esa necesidad de la gente para que "el mal sea mucho menor". El empresario afirmó que a mayor prohibición va a haber más clandestinidad, no solo en la noche, sino en todos los rubros. "Entonces, ahora dicen: "él quiere que haya boliches, se está muriendo gente, es una irresponsabilidad'. Yo creo que es mejor que haya un lugar controlado y no otro donde el alcohol es desmedido, el descontrol es desmedido y lo único que hace es generar en toda la adolescencia la apertura a las drogas, que está a disposición de cualquiera en las fiestas clandestinas", destacó. Dentro de todo lo malo aseguró que los gobiernos se están dando cuenta que prohibir no lleva a nada. Para el empresario tenemos que acostumbrarnos a vivir con esta "nueva modalidad", que forma parte de una nueva etapa hasta que estén todos vacunados y se pueda volver a la normali dad.

 

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