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Por el avance de la pandemia, el Gobierno nacional prohibió todos los vuelos comerciales internos e internacionales en la Argentina desde mediados de marzo hasta fines de octubre del año pasado. Esta decisión de cerrar las fronteras provocó en el sector aeronáutico una crisis sin precedentes.
Juan Armanino, delegado regional norte de Gremios Aeronáuticos, explicó lo difícil que fue para los trabajadores sobrellevar los efectos de la pandemia en una industria que fue duramente golpeada. Salta pasó de tener más de 110 vuelos semanales a 0 en un abrir y cerrar de ojos.
"Para nosotros ha sido difícil, lamentablemente nos fuimos a cumplir una cuarentena como todos, y durante los siete meses que estuvimos prácticamente sin vuelos, salvo vuelos sanitarios que trajimos insumos o que se hicieron operaciones puntuales, desapareció una empresa", señaló.
El gremialista hacía alusión a la firma Latam. "Se nos fueron casi tres mil compañeros a la calle y ni hablar lo que ha pasado con Andes, que hoy está en una situación caótica. Si no fuera por la ayuda del Gobierno hoy la gente de Andes ya tendría por lo menos 16 meses sin cobrar salarios", expresó.
La situación fue traumática y el aeropuerto hoy está en un estado crítico. En la actualidad la terminal aérea está casi vacía, con muchas oficinas libres.
"Falta mucha gente y nos duele ver compañeros en situaciones tremendas. Tuvimos que apelar a la solidaridad para poder llevarles un plato de comida. Tenemos compañeros nuestros que son técnicos aeronáuticos y están cortando el pasto. Esa es la realidad del sector que hoy nos golpea y nos pega de la peor manera", contó Armanino.
En etapa del aislamiento fue muy difícil para los empleados del aeropuerto porque están acostumbrados a estar entre ocho y diez horas por día trabajando. El aeropuerto es parte de sus vidas, sin lugar a dudas.
"Yo llevo casi 20 años acá y de golpe tener que estar encerrados en nuestras casas sin poder trabajar de lo que nos gusta y amamos, viendo como compañeros nuestros se quedaban en la calle o suspendidos porque era una manera de ahorrar las cargas patronales y que la empresa no entre en problemas económicos mucho mayores", comentó el delegado gremial.
Vuelta al ruedo
El primer vuelo que tuvo Armanino después de la cancelación total fue el 26 de abril. Abrieron el aeropuerto para recibir a un avión que traía insumos médicos enviados por la Nación. Armanino recuerda que ese día fue uno de los "peores" de su vida.
"Era un aeropuerto vacío. Empezamos a darnos cuenta que no podíamos abrazar ni saludarnos a nuestros compañeros. Regía un protocolo nuevo para atender un avión, era como entrar a una empresa de cero. Cambió absolutamente la aeronáutica. Lo puedo comparar con el 2001, cuando la actividad cambió por completo luego de lo que pasó con las Torres Gemelas", reflexionó.
En la actualidad los protocolos que rigen dentro del aeropuerto son muy estrictos. Tienen que mantener distancia con sus compañeros de trabajo, ya no pueden compartir un mate o saludarse con un abrazo.
"Estamos con un protocolo sanitario muy estricto, el cual funciona muy bien para nosotros y los pasajeros, pero nos cambió la vida. Yo vivo de mi sueldo, me levanto a las 4 de la mañana, y estoy con mis compañeros y esto me parte al medio porque no lo viví nunca, ojalá que pase pronto", finalizó.