¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
10°
26 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Irán: la revolución de las mujeres

Martes, 11 de octubre de 2022 02:18
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La revolución femenina más importante de la historia universal tiene lugar en Irán. Una oleada de movilizaciones callejeras jaquean al régimen chiita, agrietado internamente por las pujas subterráneas en la cúpula del poder religioso ante los insistentes rumores sobre el agravamiento del estado de salud del líder supremo, Ali Jamenei, de 83 años, quien según la prensa occidental se encuentra en tratamiento para superar un cáncer de próstata desde 2014.

El régimen iraní es una singular "teodemocracia" que combina el poder de las autoridades electas por la voluntad popular, con sede en Teherán, con las atribuciones de la jerarquía religiosa, cuya máxima expresión es precisamente el líder supremo, aposentado en la ciudad sagrada de Qom, quien tiene a su cargo el comando de las Fuerzas Armadas, la Guardia Revolucionaria y los servicios de inteligencia y conserva la facultad de derogar cualquier ley sancionada por las autoridades civiles.

El líder supremo es elegido por una Asamblea de Expertos, equiparable a un "Colegio Cardenalicio", integrado por 88 clérigos, y es asesorado por un Consejo de Guardianes de doce integrantes. En 1989, Jamenei, en aquel entonces presidente de la República, sucedió al fallecido Ayatollah Jomeini, el legendario jefe de la insurrección popular que en 1979 derrocó a la dinastía Pahlevi. Ese antecedente hace que el actual presidente Ebrahim Raisi esté mencionado entre los posibles sucesores, aunque también se hable de Mojtaba Jamenei, hijo del actual Líder Supremo, y de Hassan Jomeini, nieto del fundador de la República Islámica.

La oficina de Jamenei viene cancelando sucesivas apariciones públicas del líder supremo. En medio de esa atmósfera de incertidumbre, Raisi dictó un decreto que endurece la ley del hiyab (obligatoriedad del velo islámico) y aumenta las atribuciones de la "policía moral". La medida generó una ola de repudio que se expandió desde Teherán a otras ochenta ciudades y provocó una violenta represión policial que causó la muerte de Mahsa Amini, una joven de 22 años de origen kurdo, convertida desde entonces por los manifestantes en un estandarte de lucha.

Las protestas son protagonizadas por una corriente de mujeres lideradas por jóvenes de la llamada "generación Z", que por su condición femenina se conectan transversalmente con sus congéneres de los distintos grupos de la disidencia política, con las agrupaciones sindicales, estudiantiles y ambientalistas y con el beligerante separatismo de la minoría kurda. Este heterogéneo mosaico contestatario confronta con la nada desdeñable base de sustentación del régimen en los medios de comunicación, las redes sociales y también en las calles. Miles de iraníes también se volcaron al centro de Teherán para defender la obligatoriedad del velo.

La situación de Irán ha variado sustancialmente desde el estallido de las protestas del Movimiento Verde, surgido en 2009 para reclamar contra el fraude electoral. La economía experimenta una tasa de inflación cercana al 40%, derivada del impacto de la pandemia y de la guerra de Ucrania. La espiral inflacionaria produce una profundización de la desigualdad. El 40% de una población de 80 millones de habitantes está por debajo de la línea de pobreza, pese a que Irán es uno de los países más ricos del mundo islámico. En una carta enviada a los medios de comunicación en junio pasado, 61 destacados economistas advirtieron que el país había llegado a una "situación explosiva" de malestar debido a la mala gestión económica y al peso de los gastos en defensa para garantizar la expansión chiita en Irak, El Líbano y Siria, y el apoyo a organizaciones como Hezbolá en El Líbano y Hamas en la franja de Gaza. La declaración subraya la disminución de las importaciones de 70.000 millones de dólares en 2011 a 35.000 millones en 2021 y el estancamiento de los ingresos por exportaciones de petróleo pese al incremento del precio mundial de los combustibles.

La chispa

Las dificultades económicas provocaron que las jóvenes de las grandes ciudades reaccionaran con indignación ante las restricciones adicionales impuestas por una norma legal que incorporó el empleo de la tecnología del reconocimiento facial para "portar adecuadamente el hiyab" y la pena de multa por el incumplimiento del código de vestimenta en los lugares de trabajo e incluso por publicar una foto inapropiada en las redes sociales. La reiteración de actos de incendio colectivo de prendas de vestir es la expresión de un descontento colectivo mucho más amplio.

La decisión del gobierno de fortalecer la presencia de la policía moral motivó a muchas mujeres a cortarse el cabello en público, una actitud antiestética que convoca a preferir la pérdida de parte del cabello a ocultarlo, a pesar de los riesgos que estas expresiones de rebeldía acarrearon en la historia reciente de las protestas en el Irán chiita.

El hecho de que las mujeres estén en el centro de la protesta es en sí mismo revolucionario. La demanda toca un pilar ideológico

del gobierno. Su virulencia hizo reaccionar a personalidades de la élite religiosa, como el Ayatollah Bayat Zanjani, quien cuestionó a la policía moral como "un cuerpo ilegal ante los propios instrumentos jurídicos del sistema". El Ayatollah Nouri Hamedani afirmó que "los líderes iraníes deben escuchar las demandas de la gente, resolver sus problemas y mostrar sensibilidad por sus derechos". Entre los religiosos emergen voces que sugieren que la obligatoriedad del velo no está expresamente consignada en el Corán. Estas opiniones adquieren particular relevancia en un momento en que la sucesión del líder supremo concentra la atención de la clase dirigente. Algunos grupos opositores buscan aprovechar esta circunstancia como catalizador de un cambio jurídico y político, no solo para revocar la ley del hiyab sino para exigir justicia en relación a la brutalidad represiva reflejada en el abuso de poder de la policía y las fuerzas paramilitares contra disidentes políticos y cualquier organización que desafíe al gobierno.

El empuje de las jóvenes iraníes está siendo secundado por sus madres. Las encuestas revelan que más del 60% de la opinión pública está a favor de que las normas de vestimenta no sean obligatorias. Pero la discusión sobre el velo disparó también otros reclamos, como la eliminación de las restricciones legales al derecho de las mujeres a la herencia y al divorcio. Esta reivindicación de las libertades individuales encuentra una amplia solidaridad internacional y contribuye a profundizar el aislamiento del régimen de Teherán.

El gobierno chiita denunció que las movilizaciones están alentadas por Estados Unidos e Israel. Lo cierto es que la controversia sobre el velo recorre la historia iraní del último siglo. En 1936, el Sha Reza Pahlevi, fundador de la dinastía y padre del monarca derrocado, decretó su prohibición. A la inversa, en 1979 Jomeini estableció la obligatoriedad de su uso como un símbolo del fin del servilismo a las potencias extranjeras.

Pero la sociedad iraní es hoy más sofisticada, diversificada y compleja que lo que retratan los estereotipos occidentales. Las mujeres son ya mayoría en las universidades y tienen una creciente presencia en el mundo profesional. Este avance es cada vez más incompatible con una legislación vetusta. Víctor Hugo decía que "no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su momento". Irán está cerca de demostrarlo.

* Vicepresidente del Instituto de Planeamiento Estratégico

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD