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¿Tercera vía en Estados Unidos?

Miércoles, 19 de octubre de 2022 02:19
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Mientras el crispado escenario político estadounidense parece signado por una agudización de la polarización que lleva a pensar que Joe Biden y Donald Trump podrían volver a ser los dos grandes competidores en las próximas elecciones presidenciales y, al mismo tiempo, existe la posibilidad de que si el exmandatario republicano resultara nuevamente el perdedor de esa contienda podría desconocer el resultado y colocar al país al borde de una segunda guerra civil, el lanzamiento del Foward Party (Partido Adelante), oficializado en septiembre pasado en Houston, estado de Texas, constituye el punto de partida de un novedoso experimento político de incierto destino.

El proyecto, impulsado por exdirigentes demócratas y republicanos, es construir un tercer gran partido de centro. Su liderazgo es compartido entre el multimillonario demócrata Andrew Yang y la exgobernadora republicana de Nueva Jersey, Christine Todd Whitman. El objetivo declarado es terminar con el "disfuncional sistema bipartidista" y con la grieta que fractura a la sociedad norteamericana.

Un sondeo del Centro de Investigación Pew reveló que el porcentaje de votantes con una opinión desfavorable de ambos partidos tradicionales creció del 6% en 1994 hasta el 27% en la actualidad. A la afirmación de "hay al menos un candidato que comparte la mayoría de mis puntos de vista", el 43% de los encuestados dijo estar "en desacuerdo", frente al 36% en 2018. El 38% está "muy de acuerdo" en que "me gustaría que hubiera más partidos políticos para elegir en este país". Esa cifra incluye al 48% de los electores independientes y al 38% de los demócratas pero sólo al 21% de los republicanos.

El estudio consigna que los demócratas y los independientes están más disconformes con el bipartidismo que los republicanos y que los jóvenes están más insatisfechos que los estadounidenses de más de edad. La encuesta indica asimismo que los hispano - estadounidenses están menos atados al actual sistema de partidos que el resto de sus conciudadanos blancos o los afroamericanos. El nuevo partido captaría entonces su mayor cantidad de adherentes entre los votantes demócratas, lo que favorecería a los candidatos republicanos.

Una aventura difícil

Forward es el producto de la convergencia de tres iniciativas surgidas en los últimos años como reacción a un sistema político cada vez más polarizado: la corriente fundada por Yang, quien dejó el Partido Demócrata en 2021; el Renew American Movement, formado en 2021 por ex funcionarios de las administraciones republicanas de Ronald Reagan, George H.W. Bush, George W. Bush y Donald Trump; y el Serve America Movement, un grupo de demócratas, republicanos e independientes. Su posición política busca dejar atrás la antigua lógica de izquierdas y derechas. "Cómo resolveremos los grandes problemas que presenta Estados Unidos? No con la izquierda, no con la derecha. Hacia adelante.", proclama en su carta de presentación. El nuevo partido pretende realizar su primera convención nacional, al estilo de lo que sucede tradicionalmente con los demócratas y los republicanos, a mediados de 2024 para ungir a su candidato presidencial. Sus dirigentes aseguran que a fines de 2023 el partido estará registrado en treinta estados y en los cincuenta estados para mediados de 2024, para poder competir en las elecciones presidenciales de noviembre. Afirman contar ya con 75.000 voluntarios inscriptos en todo el país.

Históricamente, los terceros partidos no han tenido éxito en Estados Unidos. Existen y se presentan sin mayor fortuna en casi todas las elecciones opciones ideológicas como el Partido Libertario o el Verde. El sistema electoral vigente promueve la concentración del poder en los grandes partidos. De allí que el Forward Party postule el establecimiento del "voto preferencial", ya vigente en los estados de Maine y Alaska, que permite a los electores colocar una segunda opción por debajo de su candidato preferido y, en el caso de que ninguno de los postulantes obtuviera mayoría absoluta, ese segundo sufragio pasa a sumar al de uno de los dos finalistas, en lo que algunos definen como una "segunda vuelta instantánea".

Los candidatos presidenciales independientes tampoco tuvieron éxito. El caso más destacado fue el multimillonario Ross Perot: cuando se presentó en 1992 le restó votos al presidente George Bush, quien se postulaba para la reelección, y facilitó el triunfo de Bill Clinton. A la inversa, el abanderado de los consumidores Ralph Nader gravitó decisivamente en las elecciones de 2000 porque le quitó al candidato demócrata Al Gore una cantidad de votos que permitió el triunfo del republicano George W. Bush (h).

Nuevos vientos

Lucy Caldwell, estratega electoral del Forward Party, señala que "hay una historia de fracasos entre los intentos por terminar con el obsoleto bipartidismo, pero esta vez la sociedad estadounidense está preparada. Un tercer partido ahora es una necesidad de muchos, de la mayoría". Caldwell destaca una encuesta de Gallup que mostró que en 2003 el 56% de los votantes estimaba que los dos grandes partidos cumplían bien su misión de representar al pueblo estadounidense pero que en 2021 esa cifra había descendido al 33%, en tanto que el porcentaje que pensaba que era necesario un tercer partido había aumentado del 40% al 62%.

Otro sondeo de USA Today / Sulkfok incorporó una información relevante. A la pregunta de si los dos partidos tradicionales reflejaban adecuadamente la opinión de los estadounidenses, solo el 25% de los entrevistados respondió que sí, mientras que el 26% aseguró que era necesario un tercer partido y el 34% manifestó que se necesitarían "varios" partidos nuevos para representar al conjunto de la sociedad. William Galston, de la Broookings Institution, autor de nueve libros sobre el sistema electoral estadounidense, puntualiza: "Si Estados Unidos tuviera un sistema parlamentario, tendríamos cinco bloques distintos de votantes: un partido progresista de Bernie Sanders y Alexandria Ocasio - Cortez, un partido de centro izquierda de Biden, un partido centrista de orientación empresarial de Bloomberg, un partido tradicional conservador de Mike Pence y un partido populista conservador de Trump. Los votantes que dan prioridad al cambio climático podrían organizar un sexto partido "verde", como ha hecho en Alemania y en otros países". Cabe subrayar que Sanders y Ocasio - Cortez expresan el ala izquierda del Partido Demócrata, Michael Bloomberg, ex alcalde de Nueva York, es un financista de extracción demócrata y Pence fue el vicepresidente de Trump.

Galston teme la repetición el fenómeno de Nader en las elecciones de 2000 y que esta novedad facilite el retorno de Tump: "Los demócratas están mucho menos satisfechos que los republicanos y están más dispuestos a considerar alternativas a él. Un candidato presidencial independiente o de un tercer partido centrista probablemente inspiraría más a los demócratas. Y como las elecciones presidenciales han sido tan reñidas en las últimas décadas los efectos asimétricos de una candidatura independiente o de un tercer partido podrían resultar decisivos para devolver a Trump al Despacho Oval".

Pero al margen de las elucubraciones sobre las ventajas o desventajas que la irrupción del Forward Party puede suponer para la chance de demócratas y republicanos, lo cierto es que algo nuevo parece divisarse en el horizonte, más allá de las elecciones presidenciales de 2024. La complejidad de las sociedades contemporáneas, cada vez más desmasificadas, colisiona con las estructuras partidarias tradicionales, impotentes para contener esa diversidad. Este fenómeno, claramente predominante en Europa y en América Latina, donde el antiguo bipartidismo deja lugar a un pluripartidismo que obliga a la configuración de alianzas electorales y de gobiernos de coalición, empieza a emerger en Estados Unidos.

* Vicepresidente del Instituto de Planeamiento Estratégico

 

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