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¿Quiénes son los "odiadores"?

Miércoles, 30 de marzo de 2022 02:16
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¿Por qué el Gobierno del Frente de Todos utiliza recurrentemente la palabra "odio"? Lo hace, especialmente, cuando se refiere a los medios de comunicación. Da la impresión que la interacción entre seres humanos le resulta amenazante.

Ayer, en la reunión del Consejo Económico y Social, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, recurrió a ese término nada menos que en el momento de plantear una convocatoria al diálogo y al encuentro social. Contrapuso "la Argentina del pacto social" con "el país del odio social".

El kirchnerismo suele rendir homenaje a Arturo Jauretche, un comentarista tan ocurrente como influyente de los comienzos del peronismo. Y usaba frases como esta: "La multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría; perder privilegios provoca rencor". Era un criterio discriminatorio que, en aquellos años, atribuía el odio a los antiperonistas, y lo contraponía al "amor del pueblo", interpretado este como una mayoría (o no tanto) a la que se suponía pobre y reivindicada. ¿Podía ser esa la única razón del "odio"? ¿No destilaba odio este Jauretche?

Pero Beliz, en una alocución lo suficientemente equívoca como para que todos los que lo escuchaban pensaran lo peor, anticipó un plan para mejorar el uso que la ciudadanía hace de las redes sociales. Fue interpretado como "un proyecto de regulación del uso de las redes sociales".

La idea tiene tres obstáculos: una ley de esa naturaleza sería inconstitucional; además, no tendría los votos para sancionarla y, por sobre todas las cosas, sería inaplicable.

La razón que dio Beliz (quien luego aclaró que no es un proyecto de ley) es justamente que las redes transmiten odio, división y resentimiento. "Vamos a profundizar los lineamientos centrales del uso de las redes sociales para el bien común", y anunció que se trabaja para el "buen uso" de ese medio, protagonista central de la comunicación y los vínculos interpersonales en esta época.

El secretario intentaba esbozar una nueva etapa de gobierno basada en el diálogo y en la superación de la "grieta". Analizando los discursos posteriores del Alberto Fernández, Matías Kulfas y Sergio Massa, el mensaje parecía dirigido a la facción kirchnerista y a los empresarios. El presidente llegó a citar a John Lennon, quien le pedía al mundo "una oportunidad para la paz". "Démosle una oportunidad al diálogo", dijo.

¿Por qué despierta tantas suspicacias el discurso casi pastoral de Beliz? Porque el kirchnerismo tiene incorporadas en su narrativa la identificación del periodismo profesional como su principal enemigo.

La creación de "Nodio" (no odio) un observatorio de la desinformación y de la no violencia en los medios, releva de pruebas. Ese paternalismo censor no es otra cosa que autoritarismo. Es cierto que en las redes y en todo el sistema de comunicación digital se observa una virulencia en el lenguaje que está completamente reñida con la democracia. Pero monitorear los cerebros humanos no es más que una iniciativa totalitaria.

La intolerancia reinante en la sociedad argentina es real y destructiva. Corregirla no depende de controlar a la gente, sino de que se abandonen los discursos apocalípticos y que el oficialismo reconozca que, desde 2002, gobernaron durante catorce años y diez meses. Da la impresión de que ni Fernández ni Beliz entienden que las mayores muestras del "odio social" las ofrecen La Cámpora y las agrupaciones afines, a través de las redes y en cada discurso que pronuncian Máximo Kirchner, Axel Kicillof o Andrés Larroque.

Quizá la iniciativa expuesta por Beliz sea una reacción ante la impotencia que sienten hacia los "memes" que, día a día, inspira el oficialismo.

 

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