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8 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
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Quince mujeres abrazaron la cumbre del volcán Llullaillaco

El deporte y el arte se unieron en la travesía que se llamó “Universo Llullaillaco”, por todos los mundos de los que está preñado este volcán sagrado.
Domingo, 24 de abril de 2022 02:15
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El sagrado volcán Llullaillaco, a 6.739 metros de altura, abrazó la llegada a su cumbre de un grupo de mujeres que respiraron su aire enrarecido, que recibieron el perdón de las implacables ráfagas heladas que gobiernan la altura, que bebieron el agua de sus nieves, que pintaron en papel sus ocres, grises y verdes; y volvieron con la bendición de esa cima épica para relatar aquello que pocos en la vida podrán ver y contar.

El volcán LLullaillaco, ubicado en la remota orilla occidental de Salta, en el límite con la región de Antofagasta, Chile, atesora una historia sagrada de los pueblos andinos. Allí, a 6.739 metros de altura se encuentra el sitio arqueológico más alto del mundo. En marzo de 1999, a pocos metros de la cumbre, fueron hallados tres niños incas congelados junto a su ajuar ceremonial. Quinientos años atrás, La Doncella, La Niña del Rayo y El Niño, mensajeros divinos quizás, fueron ofrendados a sus dioses en esta montaña sagrada. Esos niños están hoy al resguardo del Museo de Arqueología de Alta Montaña en la ciudad de Salta.

Ascender esta mole donde palpita este rito ancestral de los Incas, fue un verdadero desafío para quince mujeres con experiencia en montaña, provenientes de Mendoza, Mar del Plata, Neuquén, Chubut, San Luis, Tucumán, y también de España, Perú, Chile y Uruguay. Ellas protagonizaron la travesía que se forjó en las entrañas del universo Mujer Montaña, organización creada hace más de una década por la periodista, fotógrafa y montañista salteña, Griselda Moreno, con la idea de honrar a todas las cumbres posibles, desafiando respetuosamente sus escarpadas laderas.

Llegaron hasta la cima con un equipo artístico de cuatro profesionales que guiaron diferentes talleres; y con otro equipo que hizo el fundamental trabajo de logística para ascender a esta montaña sagrada.

"Esta expedición se llamó Universo Llullaillaco por esa peculiar sensación que me dan algunas montañas, pero particularmente ésta donde conviven muchos mundos. En este sagrado volcán conviven el mundo ancestral, el geológico, el mundo épico (porque la historia de los niños es increíble), el mundo de la alta montaña, de la Puna salteña, pero también el mundo artístico y el poético. Toda esta comunión de mundos que, al menos yo, que tengo una perspectiva muy poética de la montaña, puedo apreciar y percibir, en esta montaña se me hacía muy palpable. Había que reunir esa percepción en un término y por eso llamé a esta expedición Universo Llullaillaco", explicó Griselda Moreno, de quién nacen estas colosales, contagiosas y exitosas iniciativas.

Desde sus comienzos, Mujer Montaña ha generado experiencias de montaña que trascienden lo deportivo; "una expedición de montaña es mucho más que un itinerario, preparación, días de campamentos, comida o logística, es también un despertar a la nobleza de la naturaleza, al arte de la vida; expandir las fronteras de lo que somos en unión a otros pueblos y a otras formas de percibir el mundo, comulgando con la Madre Tierra y su tremendo misterio que nos nombra en la claridad de sus paisajes, en la inmensidad del Universo", expresó Moreno y agregó: "En esta expedición, con la humildad que nos convoca el alto mundo de las montañas, quisimos llegar por el camino de "Los niños" a la cumbre divina con ojos de artista, guiadas por experiencias pintadas, escritas y sonoras, sensibilizadas por la observación del imponente cielo andino. El viaje exploró regiones personales insospechadas".

Habían pasado casi diez días desde el inicio de la expedición. Universo LLullaillaco reunió el arte, la astronomía y el rigor deportivo de un ascenso de alta montaña que implicó entregarlo todo. "La experiencia poética basada en el dibujo, la palabra y la observación del cielo, nos llevó a la contemplación del arte rupestre y sus múltiples mensajes, a los secretos del canto ancestral de la caja, al refugio en la palabra primordial y al trazo del lápiz, del óleo, pastel y acuarelas, creando obras personales inesperadas y un poema colectivo nacido de los entrañables sentimientos que la montaña desnuda", describió con maestría Griselda y ascendió en su relato de la cumbre: "Cuando Inti levemente se recostó al oeste del cenit, el poema de todas llegaba a la cumbre, se abría paso entre las piedras de la apacheta que señalaba ese solemne punto final, el confín donde lo terrenal y lo divino se tocaban con sutileza sagrada, escenario de refulgencias y crepúsculos, territorio de poesía".

Finalmente, esta "mujer volcán", expresó: "Han pasado 15 años desde la primera vez que el LLullaillaco me tuvo en sus máximos relieves, no ha dejado de estremecerme este volcán desde entonces. Hemos regresado con el eco rotundo de las palabras de Úrsula Le Guin en la garganta: "Somos volcanes. Cuando nosotras las mujeres ofrecemos nuestra experiencia como nuestra verdad, como la verdad humana, cambian todos los mapas. Aparecen nuevas montañas".

Unidos por un impulso vital

"La poesía es el lugar donde todo sucede”, escribió Alejandra Pizarnik, una de las grandes poetas argentinas. Y en la montaña suceden todos los actos poéticos posibles. Universo Llullaillaco fue una expedición artística, cultural y deportiva al sitio arqueológico más alto del mundo, una propuesta integral e innovadora, que articuló arte, montañismo y astronomía.
Protagonizaron esta experiencia 15 mujeres montañistas, con un equipo artístico maravilloso de 4 profesionales guiando diferentes talleres: 
-Verónica Ardanáz en la “palabra primordial: montañas poéticas”.
-Gastón Vitry en “trazando nuestro interior”, la maravilla del dibujo y pintura.
-Daniel Eskelman en “el Cielo que nos Une: aprender a leer el firmamento”.
-Juan Barthe en “la magia de contar” un taller de storytelling basado en imagen fija y en movimiento.
Además contó con un soporte en logística y montaña fundamental de la mano de Facundo Juárez Zapiola Ramiro García, Gastón Vitry y quien escribió casi todas las palabras de esta nota, Griselda Moreno. 
“La expedición ha sido declarada de Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta, por unir las aristas de los objetivos deportivos a los relieves culturales y artísticos de la región que nos convoca, y por vincularnos educativamente compartiendo algunos de los talleres mencionados a las comunidades escolares de Santa Rosa de Tastil y Tolar Grande”. 
“Gracias a quienes acompañan y apoyan el espíritu de Mujer Montaña, en esta expedición: Kayland, Fundación Cultural Cebil, Chakana Expediciones, Agrupación de Montaña Calchaquí, Proyecto Miradas y a todos los amigos y amigas”.
 

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