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Disney y la guerra cultural en Estados Unidos

Miércoles, 04 de mayo de 2022 02:27
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La guerra cultural entre conservadores y progresistas que atraviesa la política estadounidense alcanzó una nueva y espectacular expresión cuando el gobernador del estado de Florida, Ron DeSantis, revocó los privilegios especiales que tenía la compañía Disney desde 1955 y anuló el estatuto de autonomía concedido sobre la superficie donde se asienta el parque de diversiones más emblemático a nivel mundial. La llamada "República de Disney" llegó a su fin.

El proyecto desencadenó una intensa polémica ya que Disney es uno de los principales empleadores de Florida, una empresa de prestigio mundial y la mayor atracción turística del estado. La controversia se inscribe dentro de la actual guerra cultural que atraviesa la política estadounidense. Sus críticos aseguran que DeSantis no sólo busca golpear a Disney sino transformarse en "emperador de Florida" y apuntalar su candidatura para las elecciones presidenciales de diciembre de 2024. La iniciativa no está envasada al vacío. Hace tiempo que los republicanos disparan contra los medios de comunicación, como la cadena CNN y The New York Times, y otras compañías de orientación "progresista" que simpatizan con los demócratas, a quienes acusan de intentar imponer su ideología al conjunto de la sociedad. En ese contexto, DeSantis imaginó políticamente rentable emplear el debate sobre la ideología de género para iniciar una confrontación contra un "enemigo liberal" famoso en el mundo entero.

El gobernador promulgó una ley aprobada por la legislatura de mayoría republicana que despoja a la compañía de los privilegios especiales de autogobierno que gozó durante 55 años y le permitió administrar independientemente su superficie de parques temáticos. Disney funcionaba como un municipio autónomo, con facultad para imponer sus propios impuestos, sancionar ordenanzas, planificar construcciones y tener sistemas de seguridad y servicios propios, entre ellos el tratamiento de aguas y basura. En su momento, estos derechos representaron la contrapartida para que Disney instalara sus instalaciones en las afueras de Orlando. Por la nueva ley estas prerrogativas quedarán suprimidas a partir del 1º de junio. El control recaerá en los condados de Orange y Osceola.

 

Disney es el mayor conglomerado mundial de la industria del entretenimiento y los parques temáticos son uno de sus negocios emblemáticos. Cuando Walt Disney, mientras acompañaba a una sobrina a columpiarse en una plaza, imaginó un parque de diversiones para todas las edades, donde los mayores no tuvieran que aburrirse, y puso en marcha Disneylandia en la ciudad de Anaheim, California, en 1955, ese nuevo rubro tuvo un crecimiento exponencial.

El hito más significativo de esa expansión continua fue Disneyworld, en Orlando, inaugurado 1971, que es el complejo temático más grande del mundo, con una superficie equivalente a la ciudad de San Francisco. Lo siguió el Tokyo Disneyland (1983), Disneyland Resort Paris (1992), que es la quinta ciudad de Francia por número de plazas hoteleras, Hong Kong Disneyland (2005) y el Shangai Disneyland (2020), inaugurado en plena pandemia.

La disputa entre DeSantis y Disney comenzó luego de que la compañía se opusiera a la legislación bautizada por sus críticos "No digas gay". La norma, enérgicamente rechazada por los sindicatos docentes, restringe la enseñanza acerca temas de sexualidad y género desde jardín de infantes hasta tercer grado y autoriza a los padres a llevar a juicio a aquellas escuelas y maestros que violen esa premisa. "Nos aseguraremos de que los padres puedan enviar a sus niños a la escuela para que reciban educación, no adoctrinamiento", sostuvo DeSantis.

Cuando el CEO de Disney, Bob Chapek, salió a la palestra para oponerse a la sanción de la ley, la reacción de DeSantis fue agresiva y fulminante: "Si Disney quiere elegir una pelea, eligieron al tipo equivocado", contestó. Mientras, la cadena Fox, la rival republicana de la CNN, se sumó de inmediato a la controversia denunciando que Disney tiene "una agenda sexual para chicos de seis años".

Enojo homofóbico

Ideología de derecha, medida de izquierda. Richard Foglesong, profesor emérito del Rollins College y autor de "Casado con el Ratón: Walt Disney World y Orlando", sostiene que "Disney tiene una especie de gobierno privado, como el Vaticano en Roma" y acota que "yo lo llamo un Vaticano con orejas de ratón". Pero aclara: "no creo que eso sea lo que moleste al gobernador DeSantis. Solo quiere castigar a Disney por no estar de acuerdo con él sobre el tema de los derechos de los homosexuales". Considera que "es un tema de la llamada guerra cultural. Los republicanos lo están usando para atacar a algunas grandes corporaciones y esto puede dañar la imagen de compañías progresistas como Disney".

DeSantis, un acérrimo partidario de Trump, aspira a la nominación republicana para las próximas elecciones si el ex mandatario desistiera de su anunciada intención de romper una tradición de más de 200 años y volver a postularse para la presidencia. Con un estilo agresivo, propio de su maestro, es uno de los gobernadores que se opuso al uso del barbijo para combatir el COVID-19. Charlie Crist, un republicano centrista que fue gobernador de Florida entre 2007 y 2011 y pretende suceder a DeSantis, replicó: "atacar a Disney, amenazar con dañar el potencial económico de nuestro estado que crea tantos empleos y genera tantos dólares por el turismo, es un movimiento descabellado por donde se mire".

En los últimos tiempos, Disney, con su mundo mágico y paradisíaco, se ha visto obligado a mantener un equilibro delicado para adaptarse a las nuevas modas culturales. En esa dirección, promovió la diversidad radical y de género de sus protagonistas, eliminó escenas de esclavitud en juegos como los “Piratas del Caribe” y suprimió la antigua fórmula de “damas y caballeros” en el saludo final antes de los clásicos fuegos artificiales y la sustituyó por “soñadores de todas las edades”.
Jim Clark, profesor de Historia de la Universidad de Florida Central, afirmó que “el gobernador DeSantis quería darle una lección a Disney y la compañía pagó un alto precio por desafiar al gobernador”. Clark otorga al episodio una dimensión nacional: “Su ataque a Disney es parte de las guerras culturales que se libran en los Estados Unidos. Es ya un problema nacional porque el gobernador DeSantis es un posible candidato presidencial y Disney es una de las compañías más conocidas del mundo”.
 En una reunión con accionistas, Chapek defendió su postura: “cuando alguien entra por las puertas de nuestros parques, deja de lado sus diferencias y mira lo que tiene como una creencia compartida de la magia, las esperanzas, los sueños y la imaginación de Disney”. Advirtió empero lo difícil que resulta manejarse hoy en Estados Unidos “entre la polarización extrema de los puntos de vista políticos”.
Paradójicamente, la creación de “ciudades libres”, con gobiernos autónomos y regidos por legislación privada dictada por sus propietarios, tal cual sucedía hasta ahora con la “República de Disney”, es en la actualidad una consigna de batalla de los grupos libertarios que en distintos lugares del mundo pretenden instaurar zonas emancipadas de la tutela estatal. En este caso, un gobernador republicano del ala conservadora de un partido históricamente caracterizado por su defensa del “big bussiness”, arguye razones propias de la derecha religiosa, como la defensa de la moral sexual, para fundamentar una medida considerada de izquierda, como la reivindicación del dominio público frente a una poderosa corporación empresaria. 

 * Vicepresidente del Instituto de Planeamiento Estratégico
 

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