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Oriundo de San Ramón de la Nueva Orán, Luis Apaza vivía junto a sus padres Teodora y Ricardo, y sus hermanos menores Damián y Leonardo en el barrio 402 viviendas. Cursó la primaria en la escuela General Güemes del barrio homónimo y egresó del secundario de la escuela Técnica 3.134 como electromecánico.
Si bien en su familia nadie había optado por la carrera militar, sin duda el orden, la disciplina y el patriotismo eran algo que lo motivaban desde muy pequeño. "Era muy chico y el tema de Malvinas estaba latente y eso me movilizaba; yo quería ser soldado. El orden militar me encanta, no me veo siendo de otra manera", explica a los medios.
Así fue que en el 2004 ingresó a la escuela de Gendarmería Nacional en Campo de Mayo, dejando atrás su familia y su pueblo natal. "Desde que conocí el decálogo del gendarme me hizo ruido, sobre todo el punto ocho, por el cual tomé la decisión de seguir esta carrera. Soy presencia viva en toda la geografía del territorio patrio y en cualquier lugar del mundo en misión de paz y mi mayor satisfacción es el deber cumplido", dice con una sonrisa.
Sus destinos fueron, Neuquén, Jesús María, Mendoza -en el escuadrón de Seguridad Vial-, estuvo en el operativo de cinturón sur en Buenos Aires, de allí pasó a Jujuy a una unidad de Inteligencia. Luego a escuadrón 26 de San Juan, donde "pude cabalgar siguiendo la ruta sanmartiniana a lomo de mula. Realmente me siento orgulloso de la carrera que elegí", insiste el gendarme norteño.
Mas tarde volvió a Buenos Aires, haciendo prevención ciudadana, y por último a Fuerte Apache, antes de ser desplegado en Sudán del Sur para cumplir una misión de paz de la ONU.
El sargento Luis contó que la preparación fue intensa, una etapa de conocimiento de la misión desplegada en ese país en el Centro de Capacitación para Operaciones Policiales de Paz, con el objetivo de profundizar el inglés y con fines prácticos de conocimiento de las actividades a desarrollar.
Luis no es el único salteño que integra el contingente. El jefe de la misión, oriundo de Salta, es el comandante Daniel Alejandro Gómez; la primer alférez Elizabeth Flores, del barrio Jardín de Orán, y Marcio Baciloff, de Colonia Santa Rosa. Si bien están distribuidos en distintos puntos "tenemos un grupo de WhatsApp para no sentirnos tan solos", reconoce.
Luis está casado con Gloria, tienen una hija, Rosario, de 20 años, y viven en Lanus. "Ellas siempre me siguieron a cada destino y recién las podré ver en junio, cuando termine la misión", relata.
La misión específica que le asignaron es el de policía en Rumbek. "Mi tarea es coordinar la ejecución de todas las actividades que se realizan, sean militares, policiales o civiles de ONG, es una oficina de coordinación de tareas y mi trrabajo es llevar una base de datos de estadísticas.
Ya en Sudán, los desafíos profesionales y personales fueron otros. "Entre ellos usar el idioma inglés, conocer y adaptarse a una cultura diferente y trabajar de manera integrada con un grupo cultualmente heterogéneo, fue primordial y una experiencia única", explica.
El desarraigo le duele, pero aprovecha las licencias para viajar a ver a sus padres, familiares y amigos que quedaron en su Orán natal. "Hablar con la familia y disfrutar con ellos cada vez que se puede es fundamental, por suerte hoy la tecnología lo permite; estoy permanentemente en contacto con mis padres", dice Luis.
Cuando viste el uniforme de Gendarmería puede verse en sus ojos el orgullo que tiene de pertenecer a la institución, orgullo que ahora abarca también el haber integrado una fuerza de tareas en una misión de paz. Sus expectativas y sus logros van de la mano.