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29 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Equilibristas, en la cuerda floja

Jueves, 20 de abril de 2023 02:34
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La escalada del dólar es un síntoma. Una variación de 20 pesos impactó de lleno en el gabinete de Alberto Fernández. Su jefe de asesores Antonio Aracre pagó el precio de un rumor muy fuerte que puso en duda la continuidad de Sergio Massa como ministro de Economía.

Otra muestra de fragilidad del presidente.

Malena Galmarini, la mujer de Massa, se hizo eco y suscribió un mensaje digital: "Massa se queda hasta el final, porque el final es cuando se vaya Massa". La presidenta de Aysa, evidentemente, coincide con la teoría del ultracristinista Jorge Ferraresi: "Sergio Massa asumió un día antes de que nos vayamos en helicóptero".

La teoría de que el alarmismo nace de la oposición y de los medios de comunicación, claramente, queda ya reservada para los fanáticos, que abundan.

Si Javier Milei se esmera en construir un discurso apocalíptico con la amenaza de una revolución del anarquismo de ultraderecha que él teatraliza, algunas voces del signo contrario también muestran predilección por el terrorismo verbal: el secretario gremial de la CGT y segundo de SMATA, y además, alineado con Máximo Kirchner, Mario Manrique afirmó: "Los que están en el Llao Llao quieren prender fuego el país, a ellos hay que prenderles fuego". En el histórico hotel de Bariloche, como se sabe, se reunieron en estos días los empresarios más poderosos del país con los precandidatos presidenciales. Por supuesto, el Frente de Todos no envió a ninguno, porque tienen muchos aspirantes y nada visible, salvo la crisis interna.

A los empresarios no les atemorizó la amenaza de Manrique, sino las indefiniciones que creyeron ver entre los candidatos; los candidatos de Juntos por el Cambio no pudieron transmitir claramente la esencia de un proyecto: qué van a hacer, cómo, en qué plazo y con qué sustento político.

Los empresarios son inversores, y los que estaban junto al lago Nahuel Huapi ocupan posiciones decisivas en la economía nacional: el desarrollo económico necesita inversiones de riesgo y el tembladeral político no ofrece garantías ni seguridad alguna.

Massa es un político equilibrista que se atribuye el rol de piloto de tormentas: la meta es llegar como se pueda, pero llegar vivos al 10 de diciembre. Un país con dos años consecutivos de inflación que oscila entre el 95% y el 110%, y que acumula una deuda nacional estimada en cerca de US$ 400.000 millones, sin crecimiento económico y con progresiva destrucción del empleo es un mar embravecido, es muy difícil para cualquier ministro. Aunque, como Massa, se trate de un experto en navegar por diversas corrientes.

Orfandad política

Un dato es sintomático: ni Mauricio Macri ni Cristina Fernández de Kirchner son candidatos. Ambos influyen en sus coaliciones, y mucho, pero no transmiten seguridad ni experiencia. Más bien, parecen no captar la dimensión histórica del rol que les tocaría asumir: unir hacia adentro, y pacificar hacia adentro y hacia afuera.

Juntos por el Cambio no logra honrar el sentido de la palabra "juntos". El Frente de Todos es, realmente, un espacio de confrontación interna cada vez menos disimulada. Y Cristina, en particular, solo piensa en su condena.

Este desconcierto ya tiene su historia.

Los ciclos políticos pueden ser identificados de acuerdo a determinado enfoque. La crisis económica, claramente, ya acumula casi cincuenta años y muestra al sistema productivo y al financiamiento genuino del Estado en un tobogán. Pero la actual orfandad política evoca a 1999, cuando el peronismo fracturado perdió, en plena estabilidad monetaria, contra una fórmula tan inconsistente como la que hoy gobierna: Carlos Álvarez decidió pegar un portazo y abandonar a su suerte a Fernando de la Rúa (y al país) porque las políticas que debían aplicar ya no eran tan simpáticas para la gente como lo habían sido sus discursos de porteño popular. Es que el radicalismo también estaba partido entonces.

Lo cierto es que, en estos 24 años, la política argentina se desestructuró por completo. Los doce años del matrimonio Kirchner no resolvieron ninguno de los problemas que requiere la sustentabilidad de un país: seguridad jurídica, paz social, plena inclusión, respeto a las instituciones y perspectivas de largo plazo.

Las movilizaciones, cortes de calle y acampes ya institucionalizados y que ayer se sumaban al caos político lo ponen en evidencia; como también el avance de la delincuencia, la criminalidad organizada y la deslegitimación del Estado que se notan especialmente en Rosario, en el Conurbano y en la Patagonia.

La CGT tiene sus tiempos. Ayer la cúpula de la central obrera dejó trascender los términos del borrador de un documento que recién se conocería hoy donde convocaría a "un gran consenso político, económico y social" con la advertencia de que está "en riesgo la cohesión social"

"El país está cerca del abismo" explicó uno de los redactores, que destacó una inflación que "pulveriza el poder adquisitivo de los salarios" e "inaceptables" índices de pobreza (40%) y de informalidad laboral (43,3%). El helicóptero de Ferraresi.

Es evidente que el clima político es volátil, y hace presumir tormentas en la navegación de Massa y en el futuro del país. Pero las crisis, desde 1983 se han resuelto a través del diálogo. Si las cabezas de las grandes coaliciones no son capaces de aceptar el diálogo, el resto deberá analizar cómo encaminarlo.

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