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29 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Sin piloto y en una zona de turbulencias

Miércoles, 26 de abril de 2023 02:27
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No hay peor sensación a bordo de un avión que ver a las azafatas asustadas en medio de turbulencias. Desde que se produjo la disparada del dólar, que ayer batió récords tanto el paralelo como los financieros, la "tripulación" se muestra más desorientada que los ciudadanos.

En esta turbulencia cada vez se siente más la pregunta: "¿dónde está el piloto?".

Las decisiones que no se tomaron ni se toman en materia de economía son responsabilidad directa de tres personas.

Cristina Fernández de Kirchner se aisló para preparar una clase magistral que dictará mañana, jueves, en el Teatro Argentino de La Plata. Conmemorará los 20 años de kirchnerismo con una disertación sobre "la histórica receta de inflación y recesión del FMI" (sí, el acreedor con intereses más bajos al que llegan constantes pedidos de auxilio del Gobierno al que ella pertenece). Es oportuno el tema: desde que en enero de 2006 Néstor Kirchner canceló en un solo pago la deuda de US$ 9.800 millones con el FMI, la inflación, la recesión y el endeudamiento fueron en aumento. Pero sobre lo que viene pasando desde hace diez días cuando un rumor sobre la renuncia de Sergio Massa hizo tambalear al Gabinete, Cristina no dijo nada.

El presidente Alberto Fernández tampoco tomó ninguna decisión. Ayer se limitó a culpar a la "derecha argentina" por el dólar blue que merodeaba los 500 pesos (y muy cerca las otras variedades semioficiales: dólar tarjeta, Qatar, MEP y CCL). Y acusó a los economistas de la oposición que, asegura, "instalan rumores a la mañana, operan durante todo el día y retiran su rentabilidad por la tarde". Por las dudas, ratificó a Miguel Pesce como presidente del Banco Central.

El otro piloto es el ministro de Economía Sergio Massa, quien formuló un diagnóstico poco convincente: "Una situación atípica de rumores, falsos informes y su consecuente impacto en los instrumentos financieros vinculados al dólar". Por cierto, la renuncia del jefe de asesores de Alberto Fernández, Antonio Aracre, y la declinación del Presidente de la Nación a competir por su reelección son hechos muchísimo más fuertes que un rumor: ni la inflación, ni la crisis, ni la devaluación de hecho que vive el país son obra de la imaginación.

Massa prometió: "Vamos a usar todas las herramientas para arreglar esta situación". Anunció una búsqueda de supuestos culpables de los rumores y las especulaciones, y dispuso una intervención en el mercado financiero.

La inflación y el dólar expresan un problema que no nace de rumores ni de operaciones. Es la consecuencia de malas políticas acumuladas en mucho tiempo.

Por más pescadores de río revuelto que haya, lo cierto es que el dólar sube porque la gente no confía en la moneda. La desconfianza cunde, y lo urgente es que quienes ocupan cargos de responsabilidad lo asuman.

En un tembladeral cambiario e inflacionario los productores, comerciantes y asalariados tratan de proteger el valor de sus bienes, aumentándolos o reteniéndolos. Y no hay ley de abastecimiento ni amenazas policíacas que valgan para esto.

No basta con atacar el síntoma: es imprescindible un buen diagnóstico.

El ministro Gabriel Katopodis fue muy claro: pidió a Fernández, Cristina y Massa: "Que se junten". Se entiende: que se junten y traten de abandonar las muletillas e infundir confianza. Al menos para salvar el "plan llegar".

 

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