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Las fobias autoritarias

Viernes, 19 de mayo de 2023 02:12
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Alejandro Fantino es una figura que puede gustar o no, pero a quien nadie le podrá negar su condición de periodista. Sin embargo, la Facultad de Periodismo de La Plata, al repudiar su presencia en esa casa de altos estudios, demostró que no está dirigida por periodistas.

Invitado el miércoles por un grupo de estudiantes para hablar de periodismo deportivo, un comunicado oficial demostró que la carrera no está concebida para la información sino para construir una hegemonía cultural.

Cuestionan a Fantino por entrevistar a Patricia Bullrich. ¿Existe algún dirigente o figura destacada que cuente con aprobación unánime? No. Ese es el sueño de los autoritarios; personas que no toleran la "no unanimidad", y para estar tranquilos necesitan censurar, comprar o cerrar medios. Quieren la hegemonía del aplauso.

Un periodista profesional puede entrevistar a quien le parezca, sea un dictador, de derecha o de izquierda, a un criminal serial o a un político corrupto, si es que queda claro que se trata de una entrevista y no una legitimación. Es decir, si se piensa en el interés del público y no en otra cosa.

El comunicado es un "pega pega" de frases hechas. Atribuyen a Fantino "la conducción de programas con evidente sentido patriarcal y machista" y la participación en "operaciones de prensa en la modalidad lawfare contra líderes y liderezas populares…". ¿A quién defiende esa facultad con esta frase?

El lawfare es una teoría para la justificación de la impunidad del poder. El discurso que acusa a los grandes capitales, al periodismo y a la Justicia de conspirar contra los "líderes populares" no es una mera ocurrencia, sino una teoría del poder, formulada a nivel académico en infinidad de escritos, y que se vincula, directamente, con el decisionismo, la concentración de la opinión y la decisión y la intervención del Estado en la economía.

Hugo Chávez, un caudillo que puso al periodismo profesional en el lugar del enemigo, fue condecorado en 2011 con el premio Rodolfo Walsh a la Libertad de prensa cuando a esa facultad la dirigía Florencia Saintout, una militante política con trayectoria académica que sostiene teóricamente la visión del "periodismo militante". No hay confusión: ellos creen que el ideal democrático es el que ofrecen los populismos y a ese modelo se corresponden diarios como Gramma, en Cuba, el "medio hegemónico" para la difusión de los sueños revolucionarios de otros tiempos.

En cambio, el periodismo profesional es esencial para la democracia representativa, porque sin información plural, verificada y expresada sin sesgos, ningún pueblo puede ejercer su derecho y su libertad de elegir.

Es un sistema democrático de comunicación que exige una línea editorial, que no es la manipulación informativa que fascina a los autoritarios, sino una interpretación coherente de los hechos, que son complejos. Por eso, y porque nada es infalible, es imprescindible la pluralidad de medios.

La credibilidad es el mayor capital de un diario o un programa, frente a la vorágine de opiniones, verdades o inventos que transita por las redes.

Si hay pluralidad, no hay hegemonía porque el éxito depende de la capacidad de mostrar una realidad tangible, a través de crónicas, interpretaciones y opiniones fundadas y chequeadas.

La formación profesional de los periodistas requiere la consolidación de estos valores. De lo contrario, se los prepara para ser voceros del autoritarismo.

 

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