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29 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Políticos endebles ante un frente de tormenta

Miércoles, 14 de junio de 2023 02:40
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La presentación de los frentes y alianzas comenzará a despejar interrogantes en el proceso electoral de un año crucial. Las expectativas más fuertes están puestas en el desarticulado frente oficialista, sobre el que se especulaba con un cambio de denominación, y en la coalición opositora, cuyas diferencias internas ponen por momentos en duda de que sigan juntos por mucho tiempo. De todos modos, habrá que esperar diez días más para conocer a todos los precandidatos.

La cartelera de los protagonistas ya parece dibujarse con cierta nitidez, salvo en el Frente de Todos, donde la orfandad de candidatos presidenciales es sorprendente. Todo indica que el kirchnerismo se resigna a conservar la provincia de Buenos Aires y un lugar de peso en el liderazgo de la futura oposición.

Y esta es la cuestión clave: el próximo Congreso no tendrá bloques hegemónicos y, como están las cosas por estas horas, se vislumbra que habrá muchas subdivisiones que obligarán al nuevo presidente a negociar en posición de debilidad. Y lo que le espera no será para los débiles.

En democracia, la fortaleza del poder está en la autenticidad de la representación. Hasta ahora, la campaña parece un espectáculo de ficciones donde dos figuras se recortan porque apelan a un discurso de alto impacto. Javier Milei, con sus utopías que combinan autoritarismo, anarquismo y liberalismo, promete llevarse puesto al Banco Central y a la misma democracia. Su capacidad de negociación se desconoce. El origen de su financiamiento, no tanto.

A su vez, Patricia Bullrich se muestra tal como es, con una trayectoria política que la mostró con diversas camisetas (igual que la mayoría de los precandidatos) pero con un lenguaje cortante y un currículum para mostrar al gran público como ministra de Defensa. Pero debería preparase para construir acuerdos.

Ayer, la campaña mostró matices sorprendentes. De Pedro hizo circular en las redes un ocurrente video donde dialoga con el actor profesional Esteban Lamothe, ambos con el mismo atuendo y donde juegan a que uno es el otro. Pretende que lo conozcan. A pesar de sus cuatro años como ministro político de Alberto Fernández, su figura se diluye entre tantos políticos.

En la misma clave, y también dirigiéndose a TikTok, Horacio Rodríguez Larreta aparece en el diván de un supuesto psicoanalista ensayando una ficción que, mucho, no le sienta.

Sería muy interesante que ellos, y sus asesores, entendieran que la gente espera candidatos que transmitan seriedad, credibilidad y transparencia. A lo mejor, la magia de las redes produzca milagros.

Menos pintoresco, Sergio Massa pronunció un discurso de campaña en la Planta Ford de Pacheco donde publicitó las virtudes patrióticas de la nueva Ranger. Y de paso, volvió a la retórica de culpar al FMI, a Mauricio Macri, a la pandemia, a la sequía, a la guerra… de todo lo que hubiera querido hacer como ministro de Economía, y no pudo.

La realidad es que ser ministro y candidato no lo ayudan. "Exportar trabajo argentino es lo que permitirá no tener que andar como mendigos en el mundo", dijo.

Justamente, esta semana, el Financial Times publicó una columna donde describe al gobierno argentino como "cada vez más desesperado "e intentando "evitar una crisis monetaria acudiendo a China y al FMI".

El influyente periódico anticipa para nuestro país una inflación del 145% y afirma que "el gobierno peronista se esfuerza por evitar una gran devaluación o una hiperinflación" antes de las elecciones.

Es decir, ven al país como "un mendigo" pero la conclusión que se desprende es que toda la ayuda que brinda el FMI se debe a una voluntad de evitar el default de su mayor deudor. Y deja a la vista la desconfianza que genera un país que no cumple sus compromisos internacionales y, además, coquetea con dos superpotencias potencias enfrentadas.

El país está como está porque desde hace mucho tiempo gasta más de lo que produce. Las consecuencias están a la vista: crecimiento exponencial de la pobreza, degradación del empleo, aumento del gasto público sin mejorar la producción, la educación, la salud ni la seguridad.

Dentro de seis meses asumirá el nuevo presidente. Ese mismo día, deberá poner en marcha un plan que va a costar mucho esfuerzo a un país ya saturado y agobiado. Nadie podrá hacerlo solo.

Este escenario pone a prueba la vocación democrática de la sociedad, pero sobre todo de quienes deban gobernar o ser oposición. Las garantías no están dadas.

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