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¿Cuáles son los factores que mayor preocupación generan en la industria?
Hoy estamos en un escenario de alta inflación que genera diferentes preocupaciones, un mercado que en muchos sectores está cayendo, dificultades de abastecimiento de materias primas por las restricciones de dólares, controles de precios y un elevado costo de financiamiento. En el actual contexto, fijar los costos, poner los precios, vender, comprar, negociar paritarias, implican una complejidad que hace muy difícil enfocarse en aspectos centrales del funcionamiento de una industria como son la productividad y la competitividad. En este escenario turbulento, estamos tratando de administrar de la mejor manera, atendiendo a todas esas variables y la evolución de los precios futuros. En estos momentos, por falta de insumos, hay líneas de producción que operan con cortes parciales y plantas paradas en algunos sectores.
¿Qué evolución han mostrado los indicadores de la actividad en lo que va de 2023 y cómo cerraría el año, según las previsiones del sector?
Tras dos años de gran recuperación como fueron 2021 y 2022, la actividad industrial tuvo en el primer trimestre de 2023 un leve crecimiento empujado por la industria automotriz, la refinación de petróleo y el procesamiento de minerales metalíferos y metalíferos. El resto de los sectores estaban neutros o con leves bajas que se acentuaron y generalizaron en el segundo semestre. En estos momentos, por el impacto de la inflación y la devaluación de agosto, estamos viendo en muchos sectores caídas que van a oscilar entre el 3 y el 7 o el 8%. Según estimaciones del Centro de Estudios de la UIA tendríamos una industria cayendo en el año entre un 2,5 y 3%.
¿Qué impacto están teniendo las dificultades para importar insumos en la producción?
En el último mes, después de la devaluación, hemos venido con una restricción importante en la aprobación de las SIRAs (autorizaciones del Sistema de Importaciones de la República Argentina). Esto genera mucha incertidumbre para casi todas las empresas, porque no saben sin van a contar con los insumos y las materias primas que necesitan. En un momento a las SIRAs se les sacó la fecha de pago y ahora volvieron a ponerla en el sistema, pero con un corrimiento en los plazos de 30 hasta 60 días, con un promedio de 45. O esa que se amplía el crédito que debemos tener en el exterior para poder ser pagado. Días atrás el ministro Sergio Massa anunció que se liberarían todas las SIRAs de pymes, pero hasta el viernes la situación era de mucha incertidumbre, porque las empresas ya están con los stocks en rojo, con grandes dificultades para sostener sus procesos, y muchas, con paradas en sus líneas de producción.
Sin los esfuerzos que hizo el sector, pese a todas las complicaciones que se presentaron con las SIRAs, la situación sería hoy incluso más comprometida...
El abastecimiento de materias primas en Argentina fue posibilitado, sin dudas, por los créditos individuales que las empresas industriales tomaron en el exterior desde el momento en que se reglamentaron las SIRAs. El impacto que tuvo la sequía, de alrededor de 20.000 millones de dólares, se reemplazó de alguna manera con estos créditos que empezaron a 60 y 90 días y terminaron en 180 días.
Si bien la incertidumbre envuelve a todo el sector industrial, es entre las pymes y micropymes donde más se está haciendo sentir...
Lo que sucede es que a veces las empresas pymes no usan instrumentos de cobertura, sobre todo las más chicas, como el dólar linked o el dólar futuro. Entonces se les genera mucha incertidumbre. En los últimos 15 o 20 días, luego de la devaluación de agosto, está sucediendo que no se vende, o se vende con algún tipo de cambio, o se achican los plazos. También se hacen operaciones con remito abierto, o sea que el precio se fija al momento del pago en pesos, pero al tipo de cambio de ese momento. Todo esto genera mucha incertidumbre e inestabilidad en el sistema porque se termina no vendiendo o vendiendo en otras condiciones. Este es el problema de convivir con una alta inflación y restricción de importaciones, porque uno no sabe cuándo y a qué costo va a tener mercaderías, como tampoco a qué precio va a vender ni cobrar.
¿Cómo está el acceso a créditos bancarios para las pymes?
Después de la devaluación hubo una suba de tasas importante. La del descuento de cheques, que es con lo que se financian en general las pymes y micropymes, está entre 170 y 200%. Entiendo que el gobierno ha reaccionado para subsidiar a través de bancos públicos esta tasa que es extremadamente alta. La pregunta del millón es a cuántas pymes les llegará esta ayuda, porque el costo financiero que tienen para seguir operando es altísimo.
¿Cómo ve las propuestas de dolarización o bimonetarismo que ocupan hoy un lugar central en los debates de la elección presidencial que se avecina?
Mi postura es que estas soluciones no son instrumentos centrales. Lo central es ir hacia un Estado nacional que tenga un equilibrio entre lo que recauda y lo que gasta, que no tenga déficit fiscal. De esa manera, en el tiempo, se iría bajando la inflación.
El problema de la Argentina es que, en los últimos 70 años, ha tenido siempre déficit fiscal y éste, ya sea que tengamos dólar o tipo de cambio fijo, en algún momento se paga o financia con deuda o con inflación. Estos han sido los dos mecanismos que hemos usado. En algunos momentos ha subido mucho la deuda y en otros hemos tenido altas inflaciones, porque el problema central es el déficit.
¿Qué se necesita para poder tener una estabilización macroeconómica en Argentina?
Creo que Argentina para estabilizar la economía debería tener, como política de Estado a futuro, un equilibrio fiscal de por vida. Ya con la historia que traemos debería ser un consenso generalizado, de toda la clase política, construir los instrumentos necesarios. La dolarización, como concepto, es renunciar a la soberanía de la moneda y entiendo que el problema es otro, y se debería resolver, ante todo, con un equilibrio fiscal. Después vendría un plan de estabilización en el que habría que negociar acuerdos de precios, salarios y ordenar la macroeconomía en base a un Estado que deje de gastar más de lo que recauda.
¿Cuáles son los sectores con mejor perspectiva para los próximos años?
Creo que para Argentina se presentará una gran oportunidad en los próximos 10 o 20 años con sectores como el de la energía. Pasar de un déficit energético a un superávit, exportar gas y petróleo de una de las mayores reservas del mundo, va a generar un gran impacto en la balanza de pagos y las cuentas públicas. También la proyección de la minería es realmente muy importante. El campo tiene una enorme posibilidad de desarrollo en un mundo que demanda alimentos. También las tienen la industria del conocimiento y la industria tradicional en todas las cadenas de valor del acero, plástico, aluminio, metalmecánica, materiales de construcción, alimentación. Hay en Argentina un gran espíritu empresario e industrial y creo que todos los sectores, con reglas claras y una macroeconomía ordenada, pueden tener en los próximos años un gran desarrollo. El punto es entender que en todos los países del mundo, hasta en los más liberales, ni hay un Estado que hace todo en contra del sector privado ni tampoco una desaparición del Estado. Lo que ve desde Canadá, Estados Unidos y Europa hasta Singapur es una convivencia, una articulación público privada, en la que el Estado colabora en dar certidumbre y reglas de juego claras al empresariado, además de promover a través de sistemas impositivos y crediticios, la inversión, la generación de empleos y el crecimiento.