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Avatares de Gustavo Petro

Jueves, 07 de septiembre de 2023 02:39
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El pasado 7 de agosto, el presidente Gustavo Petro cumplió un año al frente del Poder Ejecutivo en Colombia. El balance de su primer año de gestión no solo es modesto; si se ven los primeros resultados, es preocupante tanto por los desaguisados, la fabricación de datos y cifras alternativas, la información falsa, errada y malintencionada funcional a las ambiciones de ese proyecto político, como por la corrupción que toca o atraviesa al alto gobierno, también por los escándalos de narcotráfico que alcanzan a la familia presidencial y a sus fieles escuderos, de los cuales, como es usual en Colombia, el presidente no sabía nada y, básicamente, los hechos ocurrieron a sus espaldas.

Desde España, Carlos Malamud, investigador principal para el think tank Real Instituto Elcano, hizo un balance: "Ha comenzado el segundo período legislativo bajo la presidencia de Gustavo Petro y lo más llamativo es que después de haber armado una amplia coalición electoral que le hubiera permitido sacar adelante sus reformas, reformas muy necesarias para Colombia, haya dilapidado en un arrebato todo su capital político. Es verdad que por la composición de la alianza no iba a obtener el 100% de sus objetivos, pero igualmente, en un contexto de propuestas a la baja, hubiera pasado a la historia como el gran presidente colombiano que pudo implementar cambios imprescindibles y necesarios para su país. Hoy ya no lo puede hacer. Otro tema importante es su negociación por la paz total. El problema aquí, dadas las grandes dificultades para llevar adelante el proceso, es que involucre a actores que no podrá controlar (caso de paramilitares o narcotraficantes). Finalmente, desde la perspectiva de la democracia colombiana, lo más importante es que termine su mandato, sin que la oposición le de excusas para convertirse en un mártir o para que a través de promesas falsas pueda mantener vivo su movimiento". Respecto a si el gobierno de Colombia está alineado con las dictaduras de la región, el periodista mexicano Julio Patán indicó que hasta hace unos meses podría sugerirse su afinidad con las tiranías de izquierda, pero agregó que esa mirada admite matices: "Es demasiado gentil con Cuba, pero ha condenado a Ortega y se ha distanciado de Maduro", subrayó. "Desde Europa se valoraría una postura mucho más clara en respaldo de Ucrania, en la línea que ha hecho el presidente de Chile, Gabriel Boric", agregó Malamud.

No obstante, no deja de ser preocupante la referencia que hiciera Ariel Gelblung, director del Centro Simon Wiesenthal para América Latina, respecto a la intención del gobierno colombiano de abrir la puerta trasera del país al régimen terrorista de Irán emulando con ello los pasos de las dictaduras y regímenes populistas de América Latina, una posición que, por demás, va a contramano de los intereses de política exterior de Colombia y de los estándares tradicionales de la diplomacia colombiana alineada con las democracias occidentales y su sistema de valores.

La inestabilidad propiciada por el nuevo gobierno también se advierte en el deseo de muchos colombianos de dejar el país, ya sea por vías legales y formales o por las irregulares e ilegales, como la selva del Darién, con miras a pisar tierra estadounidense. "El número de colombianos que cruzan la frontera ha alcanzado en los últimos seis meses cifras que nunca antes se habían visto, superando en ocasiones a los venezolanos. Además, los colombianos han desplazado a los argentinos en la compra de propiedades de bienes raíces en los últimos cinco meses. Esto demuestra que algo está pasando en Colombia", anotó Tomás Regalado, exalcalde de Miami, durante un foro del Interamerican Institute for Democracy celebrado hace un par de meses en el estado del sol. Para el director del Interamerican Institute for Democracy, Carlos Sánchez Berzaín, los hechos en Colombia muestran: "Un gobierno paradictatorial al servicio del Socialismo del siglo XXI o castrochavismo que lo llevó al poder y lo sostiene. Está marcado por la confesión de su embajador en Venezuela, Armando Benedetti, que reveló las fuentes de financiamiento de su campaña. La minoría que representa Petro lo ha llevado a amenazar la democracia colombiana y a tratar de debilitar las instituciones".

En lo que respecta a los temas de mayor preocupación para las Américas en un sentido amplio, más que para EEUU, en relación con el gobierno de Colombia, tienen que ver con "el narcotráfico, las narcoguerrillas, su subordinación a Venezuela y Cuba y la protección al terrorismo", puntualizó Sánchez Berzaín. Y no es para menos, Colombia oscila entre el delirio mesiánico de "la paz total", destinado al fracaso, la tibieza del lenguaje gubernamental con criminales y terroristas y la degradación de la situación de seguridad del país y sus regiones.

* Clara Riveros es politóloga, autora, analista política y columnista. Ha trabajado como investigadora, periodista y reportera, analista, asesora y consultora independiente en las Américas y en el norte de África. Autora de Diálogos transatlánticos, Marruecos hoy (Alhulia, 2019), Diálogo transatlántico entre Marruecos e Iberoamérica (Alhulia, 2019), Sexo, pudor y poder. Debates del siglo XXI en el norte de África (Alhulia, 2021) y Autocracia, democracia y constantes vitales en el reino magrebí (Alhulia, 2023).

 

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